José Luciano Núñez Villanueva sufrió heridas muy graves tras el asalto, y tuvo que ser tratado en el centro Povisa de Vigo. Un año y dos meses después recibe con alivio la noticia del apresamiento de uno de los supuestos autores de la brutal agresión, aunque asegura que sigue viviendo una pesadilla.

-¿Le tranquiliza saber que uno de los presuntos autores del robo está en prisión?

-Me tranquiliza, sí, pero y qué, ¿volveré a vivir en mi casa? Desde que pasó eso no puedo dormir allí porque estoy asustado. Traté de hacerlo y no fui capaz. Ni yo ni mi familia queremos volver. Yo sí que voy por el día, pero basta que esté dentro y que escuche un ruido cualquiera y ya me sobresalto. Y eso que siempre he sido una persona echada para adelante.

-¿Le han quedado secuelas de sus lesiones?

-Claro que sí, tengo un brazo quemado del todo y estuve haciendo curas hasta hace poco. Y mi personalidad ha cambiado. Estoy viviendo en un infierno. Eso es algo que nunca se me va de la cabeza.

-La agresión fue brutal.

-Lo que me hicieron fue terrible. Sufría tanto dolor que llegué a pedir que me matasen. Ni siquiera era capaz de respirar. ¿Cómo puede ser alguien tan criminal?

-Ha pasado más de un año desde el asalto. ¿Aún tenía esperanzas de que hubiese detenciones?

-Ya no, aunque a mí la Guardia Civil me aseguraba que sí, que los iban a encontrar. La Guardia Civil se ha portado muy bien conmigo. Vinieron varias veces a mi casa, y cuando iba yo al cuartel a preguntar siempre me atendieron de maravilla. Cada cierto tiempo me llamaban por teléfono para preguntarme como estaba. Conmigo tuvieron un comportamiento magnífico.

-Y ahora que se ha producido un arresto, ¿cree que localizarán a los demás?

-Ahora sí que lo creo. La Guardia Civil está trabajando mucho y lo está haciendo bien.

-¿Es posible que llegue a perdonar alguna vez a los autores de la agresión?

-No les perdonaré en la vida lo que me hicieron, y ojalá no me cruce nunca con ellos, porque si no... ¿Qué hubiese pasado si esa noche, en vez de estar yo solo, hubiese estado conmigo el resto de mi familia.

-Una de las hipótesis que se barajaron en un principio fue la del ajuste de cuentas por narcotráfico debido a sus antecedentes en la década de los 90. Pero usted siempre lo negó.

-Dije desde el principio que había sido un robo, que no había ajuste de cuentas alguno. Lo del narcotráfico es algo que me pasó hace más de 20 años. Pagué una condena por tráfico de hachís, pero desde entonces estoy completamente desvinculado de ese mundo y me gano la vida únicamente con mi empresa. Mi familia jamás me dejaría volver a eso, y para mí la familia es lo más importante. Ahora la Guardia Civil ha demostrado que en efecto fue un robo.

-¿Le perjudicó esa sospecha de que el suceso estuviese relacionado con las drogas?

-Por supuesto que me perjudicó. Tenía uno o dos distribuidores de vinos que dejaron de comprarme desde aquello. Y me he sentido muy humillado.

-¿Por qué cree que le eligieron a usted?

-Quizás por la casa. Me la dejaron mis padres y vista por fuera parece una buena casa. O quizás porque como tengo una bodega pensaron que tendría dinero. A lo mejor esa gente tiene a personas por ahí vigilando y escogiendo los sitios donde entran.

-¿Le robaron mucho?

-Llevaron entre 1.500 y 2.000 euros, y joyas de oro y plata, colgantes, pulseras... Ellos querían la caja fuerte, pero no la tengo. Y como se lo decía no dejaban de golpearme. Hubo un momento en que perdí el conocimiento.

-¿Le sorprendió que el detenido fuese de Vilagarcía?

-Sí, la verdad es que nunca creí que fuese de tan cerca... Yo pensaba que serían de fuera, o por lo menos no de tan cerca. Lo que me asustó cuando entraron fue la habilidad con la que manejaba el arma ese hombre. Iban encapuchados, con guantes y botas de montaña.