La XLI edición de la Festa do Viño Tinto do Salnés comenzó ayer en Barrantes con la degustación de las diferentes variedades de tinto, tanto autóctono como del tipo Barrantes en los 13 puestos situados en la carpa de la avenida de Bouza Martín.

El inicio oficial se produjo a la una de la tarde con el corte de la cinta de la feria, que realizó David Castro, uno de los organizadores del evento, al que ayer no asistió el presidente provincial, Rafael Louzán, cuya presencia estaba anunciada. Quien si estuvo al lado de los organizadores fue la alcaldesa, Salomé Peña, que estuvo acompañada de varios de sus compañeros de gobierno local.

Peña desveló que "la cosecha de 2012 fue escasa en cantidad, pero la calidad de los vinos es espectacular". En total, este año hay a la venta 3.500 botellas de vino tinto, la mayoría de la variedad típica de Barrantes, pero también de otras autóctonas como las caíño, espadeiro o mencía. Todo el producto es íntegramente elaborado con uva de O Salnés.

David Castro admite que "fue difícil reunir todo el vino necesario para la fiesta", algo que finalmente se consiguió y permitió disponer del mismo número de casetas que el año pasado. En esta ocasión, no obstante, no fue necesario realizar una cata previa para saber qué vinos se quedaban fuera de exposición y cuáles no, aunque Peña insiste en que todos los presentes son de la máxima calidad.

Precios asequibles

El acto inaugural fue sencillo, con varias autoridades locales, un grupo de música tradicional, y el primer grupo de vecinos de Barrantes que se sumaron a la fiesta, aunque los días más potentes en número de visitantes a los puestos serán hoy y, sobre todo, mañana domingo.

Además del agradable sabor del tinto de Barrantes, otro atractivo de esta fiesta es la accesibilidad del producto, que se vende a precios que cualquiera puede permitirse. Así, por ejemplo, la taza de vino cuesta 1,5 euros, 2,6 si el catador quiere quedarse con el recipiente como recuerdo. La botella, sea de la variedad que sea, tiene un precio único de cuatro euros.

Los productores pactaron precios para no competir entre ellos y así fomentar en mayor medida la venta de esta variedad que, a día de hoy, sigue sin poder comercializarse en los mercados tradicionales.

Esta es una barrera histórica del tinto de Barrantes, un vino cuya calidad es ensalzada en toda la comunidad gallega pero que, al no tener origen autóctono, no ha sido reconocida por las autoridades que regulan el mercado vitivinícola.

Salomé Peña es realista pero manifiesta su esperanza de que en el futuro esta situación pueda cambiar. "No descarto que algún día podamos comercializar el tinto de Barrantes", declaró durante el acto inaugural.

Esta variedad de tinto, "que se dio muy bien en estas tierras", procede de los Estados Unidos de América, de donde llegó a O Salnés en 1880.

En esta edición de la Festa do Tinto se presentaron a concurso (cuyos vencedores se darán a conocer mañana) un total de 200 productores de la variedad Barrantes y 50 de vinos autóctonos.

Además de las degustaciones, en la carpa aneja a la carballeira de Barrantes, en donde se celebran las verbenas nocturnas, también hay un puesto de promoción turística, que informa al visitante de, por ejemplo, las rutas de naturaleza que se pueden disfrutar en Ribadumia.