Juan Carlos Maneiro Cadillo, secretario xeral de Mar, es contundente: "Francia no puede acusar a Galicia de provocar intoxicaciones sin demostrarlo; eso es tirar la piedra y esconder la mano, lo cual puede causar daños irreparables a nuestra comunidad y al sector mejillonero desde el punto de vista económico y de la imagen exterior".

De este modo se pronuncia de nuevo después de que las autoridades sanitarias francesas dijeran haber detectado "varios casos de intoxicación alimentaria" entre consumidores de mejillón cultivado en Galicia. Habría sido un proceso de gastroenteritis, pero no se explicó ni exactamente cuándo, ni dónde, ni cuántos eran los supuestamente afectados. Y en el país vecino siguen sin explicarlo, por eso poco a poco se desinfla más lo que en el sector mejillonero definen como "un nuevo intento de desprestigiarnos a nivel mundial".

El propio Juan Carlos Maneiro reiteraba ayer que "siguen sin darnos explicaciones y sin aclarar lo sucedido, y por lo tanto no se puede decir si el mejillón que supuestamente causó intoxicaciones es gallego o no".

Así pues, continúa la incertidumbre, pero sobre todo prosigue un boicoteo que mantiene paralizadas las exportaciones, a lo que hay que sumar el parón de prácticamente toda la extracción derivado de la masiva presencia de biotoxinas en las rías gallegas.

En cualquier caso, ante la inconcreción de los franceses, los bateeiros confían -o al menos ese es su deseo- en que este conflicto se olvide y que una vez superado el actual episodio de marea roja puedan retomar la actividad con total normalidad para así volver a exportar el mejillón, también a Francia.

Hay que incidir, no obstante, en que los verdaderos efectos de esta crisis internacional empezarán a verse dentro de unos meses, si es que persiste el boicoteo del país vecino. Y es que la actual época del año no es buena para el mejillón gallego, puesto que está muy "flojo", es decir, que la vianda apenas tiene carne. Esto supone que el parón actual resulta, cuando menos, más llevadero que si se produjera en momentos fuertes para la extracción.

Lo que sucede es que los nutrientes que han entrado a las rías -precisamente los mismos entre los que llegó el fitoplancton portador de biotoxinas- permitirán que el mejillón se recupere pronto y estará de nuevo en condiciones de volver a los mercados -incluido el francés- en mejor estado si cabe, de ahí que muchos de los bateeiros comparen este parón forzado por la marea roja con una especie de descanso biológico capaz de recuperar el recurso.

Pero al mismo tiempo, reclaman a las autoridades españolas, tanto en la Xunta como el Estado central, que presionen ante Francia para que levante la alerta cuanto antes y vuelva a permitir la entrada de molusco gallego, con el fin de que las exportaciones puedan retomarse de manera inmediata en cuanto se reduzcan las células tóxicas de las rías.

Para abundar en el estado actual del producto puede citarse a Teresa Cerezales, responsable de un restaurante español en Francia, que declaraba ayer que en su establecimiento llevan "dos meses sin adquirir mejillón gallego porque tiene que engordar, pero el resto del año siempre usamos mejillón español, ya que el de Bretaña no es igual de bueno". Mientras en la embajada y los restaurantes franceses dicen estar convencidos de que una vez superado este episodio de marea roja "volverá a exportarse con normalidad", en el sector productor reiteran que "este tipo de denuncias de los franceses causan un daño enorme; si esta vez no provoca más perjuicios que los actuales podemos quedarnos tranquilos, pero tenemos que hacer lo que sea para evitar que se repitan este tipo de acusaciones".

De este modo vuelven a insistir en que "hay que articular el modo de garantizar que solo pueda salir de Galicia mejillón depurado previamente".