Punta Moreiras es algo así como un oasis en medio del desierto, pero con la diferencia de que este enclave natural y paisajístico privilegiado se sitúa en un paraíso, el del marisco.

Esta lengua de tierra se ha convertido, por méritos propios, en uno de los lugares más visitados de la localidad, y es, desde luego, un lugar que siempre resulta aconsejable conocer.

Una vez allí, grovenses y visitantes pueden disfrutar de sus formidables vistas, tanto hacia la ría y las bateas de mejillón como hacia la ensenada y el muelle de Porto Meloxo.

Si esa zona portuaria se mira de frente, basta girar poco a poco la cabeza, a la derecha, para ir descubriendo una especie de pequeña ría que se adentra en medio del monte formando pequeñas calas. Es la ensenada de Punta Moreiras, donde los cormoranes pescan a diario y los humanos pueden encontrar el momento de relax que andan buscando. Con el Monte da Serpe enfrente, esa ensenada de aguas limpias y poco profundas es un enclave ante cuyos encantos parece imposible no rendirse.

Si los agobios y prisas de los tiempos que corren permiten un descanso o un momento de pausa, es recomendable aprovecharlo para escuchar el silencio de este lugar, quizás solo interrumpido por los sonidos de las aves o el chapoteo de algún pez que salta fuera del agua.

Todo lo que se diga parece poco para definir la hermosura de este espacio marcado por el verde de los árboles, los tonos grises y marrones de las rocas, el azul del cielo y el turquesa de las aguas.

Al margen de esta ensenada, que es, sin duda, la joya natural de Punta Moreiras y su entorno, los ciudadanos pueden y deben detenerse en el Museo de la Pesca y la Salazón, un ambicioso centro de interpretación en constante expansión que dispone de amplias zonas expositivas interiores y exteriores.

Pueden encontrarse allí todo tipo de árboles relacionados con el mundo del mar y el trabajo de sus gentes, pero también fábricas salazoneras restauradas por el Concello de O Grove que permiten al visitante hacerse una idea de cómo se vivía y trabajaba en siglos pasados.

El momento culminante de esta experiencia va a llegar dentro de unos meses, quizás en septiembre, cuando se organiza la fiesta exaltación de la salazón, tanto para degustar productos pero, sobre todo, aprender a transformar el pescado como se hacía antaño. Si todo sale según lo previsto, esa fiesta se convertirá en una referencia sociocultural indiscutible en Galicia, o al menos esa parece la intención del gobierno tripartito que dirige el conservador Miguel Ángel Pérez García.

Hasta ese momento es una buena opción conocer el citado museo, observar y, sobre todo, aprender de lo mucho que allí se ofrece, ya que cada artículo expuesto tiene una historia que contar, como es la historia del pueblo pesquero de O Grove.

Sin salir de Punta Moreiras, además de disfrutar del paisaje y las vistas sobre la ensenada o adentrarse en el Museo de la Salazón, el visitante tiene a su disposición amplios pinares, al igual que unas instalaciones en proceso de recuperación que van a poder visitarse a partir del mes que viene, como son las del Acuario. Fue el primero de Galicia -año 1997- y actualmente está cerrado, pero su reapertura contribuirá, sin duda, a engrandecer el atractivo de esta importante zona de O Grove.

Sin olvidar el papel que juega la actividad pesquera en su entorno ni la proximidad de playas de Bandera Azul, como As Pipas y Area de Reboredo.

Pero eso no es todo, pues el Concello de O Grove ha trazado diferentes senderos que permiten recorrer Punta Moreiras con comodidad. Lo mejor de todo es que, si la crisis no lo impide, a medio plazo esos senderos o paseos van a ampliarse hasta el fondo de la ensenada, para continuar por la orilla contraria, a través de Monte da Serpe.

De este modo el Museo de la Pesca y la Salazón de Punta Moreiras estará conectado mediante una red de senderos con la ruta de los molinos, para desde allí seguir hasta la playa Lavaxeira y Porto Meloxo.