M. Méndez / o salnés

Las variaciones en la temperatura y la inestabilidad, que se representa a través de precipitaciones -por momentos intensas- seguidas de episodios anticiclónicos, propician la aparición y desarrollo de enfermedades en la vid, especialmente el mildiu.

Ante esta situación tan cambiante, los expertos aconsejan extremar las precauciones y la vigilancia, y recomiendan empezar a aplicar tratamientos en cuanto se detecten los primeros síntomas.

Sin noticias del oidio

Así lo explican desde la Estación Fitopatológica do Areeiro, perteneciente a la Diputación de Pontevedra y encargada del estrecho seguimiento de los viñedos de Rías Baixas, donde han detectado ya la aparición del mildiu en algunas parcelas y donde, por el contrario, confirman que el oidio sigue sin hacer acto de presencia, por lo que de momento no hay motivo alguno para combatir a este patógeno, que suele hacerse fuerte a partir del mes de junio.

Araña roja, pero débil

La situación también es tranquila en relación con las polillas del racimo, al igual que ocurre con los ácaros, pues aunque se ha detectado presencia de araña roja en algún viñedo de O Salnés se trata de "un caso excepcional", por lo que "no es necesario tratar", confirman los técnicos.

Lo que sí esta causando cierta preocupación son los daños causados por el viento y el granizo, que han provocado importantes heridas en algunas parcelas de Rías Baixas.

No obstante, todo indica que, dado el estado vegetativo actual del viñedo, las plantas se recuperarán a medida que el clima favorezca el desarrollo de esa vegetación, "y no es de esperar que sobre las heridas generadas se instalen patógenos oportunistas de tipo botritis", siempre y cuando, como "ya es habitual", los viñedos cuenten con protección fungicida.