Los tópicos se superponen a la realidad hasta ocultarla. Por ejemplo, los estudiantes de Erasmus se asocian, más que a las profundidades filosóficas del holandés que les da nombre, a una fiesta continua, como si su lugar de destino fuese un sucedáneo del París de los años 20, pero sin creatividad y con más alcohol de por medio todavía. Elena Martín, que conoce en primera persona el fenómeno, protagoniza y dirige una historia humana, agridulce y realista cuyo principal mérito es transmitir cómo esas estancias calan en quienes las viven, como un paréntesis que se abre y que nunca se cierra del todo, y sirven para acelerar la madurez a costa de dejarse algo por el camino. Himno generacional 2017.