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Orígenes (un examen de conciencia)

Orígenes (un examen de conciencia)

Uno de los momentos más inolvidables de mi carrera de estudios de Periodismo (Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense) aconteció aquel día de septiembre en el que me presenté al examen de recuperación de una asignatura que no sé si seguirá existiendo, pero que en aquel tiempo se denominaba Historia del Pensamiento Político.

Durante el curso, había impartido las clases un profesor del que solo daré el nombre de pila, Constantino, quien, a pesar de su elevado prestigio en la materia, en escasas ocasiones hizo especial exhibición de su sapiencia al respecto, a todo lo cual hay que añadir que, además sus prolongadas ausencias nunca justificadas, no nos sometió a ningún examen evaluativo, no nos encargó ninguno de aquellos famosos "trabajos fin de curso" y, en fin, a la altura del mes de junio nos obsequió con un suspenso generalizado, del que solo se zafaron tres o cuatro inesperadísimos supervivientes, y entre cuyas víctimas se encontraban, para sorpresa de propios extraños, algunos de los más sobralientes alumnos y alumnas del curso.

El caso es que, sentados todos en nuestros respectivos pupitres, presentóse el catedrático aquella tarde de otoño recién estrenado y, enseguida, nos dio a conocer el tema sobre el que versaría el examen. Dijo algo así como esto, aunque probablemente con distintas palabras:

-Este examen tendrá un único tema (pausa) Orígenes.

Cundió, durante casi un minuto interminable, un silencio cortante entre los asistentes que cruzamos las miradas hasta que, uno de nosotros, tras levantar la mano pidiendo permiso para hablar (antes se estilaban estas cosas) y recibiendo licencia para ello del maestro, inquirió:

-¿Orígenes de qué? (el silencio sepulcral no se rompió para nada, conste).

-Pues eso, Orígenes. Está en el temario. Escriba lo que sepan.

No recuerdo si fue el propio Constantino o el cuchicheo de pupitre en pupitre el que nos hizo enterar de que el profesor se refería al filósofo Orígenes, del que no habíamos oído hablar en todo el curso, aunque cuenta la leyenda que, después del examen, algunos de mis compañeros si sabían quién era el ínclito e incluso alcanzaron a rellenar un par de folios; pero el resto, es decir, la mayoría, dejamos el examen en blanco y nos fuimos al bar de la Facultad a tomar unas cañas que nos hiciesen olvidar que, para el segundo curso de la carrera, arrastraríamos Historia del Pensamiento Político como asignatura pendiente.

Felizmente no fue así: a medida que nos comunicamos, resultó que Constantino, radicalmente en contra de lo perpetrado tres meses antes, había decretado un aprobado general o, cuando poco, generalizado (sólo nos valió a los que asistimos a aquel susodicho examen de septiembre y entregamos un folio en blanco con nuestra correspondiente firma).

Eso sí. Allí el que más y el que menos se marchó raudo a la biblioteca para conocer quién venía ser el tal Orígenes ("hijo de Leónidas,nacido en Alejandría, enseñó el cristianismo a paganos y cristianos, llegando a ser un gran exégeta?"). Bueno, esto lo acabo de copiar de Wikipedia, pero algunos de mis antiguos compañeros, si se les ofrecen, hasta podrían impartirles un máster de Pensamiento Político sobre el tal Orígenes.

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