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Ángeles Ruibal | Cantante

"De niña campesina cantaba mientras araba, ordeñaba o podaba las vides"

A sus 75 años, tras muchos kilómetros de música desde que empezó con Sergio Aschero, enamorada otra vez, prepara dos Cd, uno con temas de Rosalía y otro de Kruckenberg

En1968, con su hermana Mercedes Ruibal y su cuñado el arquitecto Agustín Pérez Bellas.

>> Una niña cuya memoria infantil se nutrió del paisaje rural más gallego, de un padre culto que jugaba con ella a recitar a los clásicos y cantar zarzuelas, de una madre que pintaba en tiempo libre y, a sus 14, del vacío de la muerte paterna que la obligó a vivir años como campesina, ordeñando y faenando el campo entre canto y canto... una niña así tenía todos los ingredientes para ser artista. Como su hermano José, dramaturgo de culto, o su hermana Mercedes, pintora reconocida, su otra hermana, Marisa, pintora también aunque tardía como tardío fue poeta su hermano Fernando aunque estos dos últimos tuvieran que vivir de otras cosas. Aquella niña se convirtió en cantante internacionalmente reconocida formando dúo con Sergio Aschero y luego volaría por su cuenta, tras años de silencio, volviendo en definitiva a aquella esencialidad que le insufló el padre: dar voz a los poetas españoles. Aquella niña del 40 tuvo una vida sentimental agitada que la llevó por tres matrimonios y otros amores que le dejaron dos fantásticas hijas relacionadas con el arte. Ahora, a sus 75 años, vive recién enamorada otra vez de un comunicador y tanguero. Una artista que siempre amó, que regaló alegría y que ahora trabaja gozosa en dos nuevos discos.

>> "La vida me trajo al mundo en una familia muy especial. Mi padre, José Ruibal Castro, era un hombre con amplios estudios y me educó recitando versos de Rosalía, Bécquer, Calderón de la Barca, Quevedo... y cantando zarzuela. De ahí me viene el amor por el canto y la poesía. Era un gran cómico. Una señora de nuestra aldea, San Andrés de Xeve, le dijo un día: "Don Pepe, voy a jugar a la lotería". Él le contestó: "Para qué quieres más dinero si ya eres rica". Élla le respondió: "No es para mí, es para usted, quiero sentarlo en una silla para que hable todo el día y nos haga reír". Mi papá fue la persona más importante en mi educación primaria. A mis catorce años me quedé desangelada con su partida. Entonces me dediqué a ser campesina. Junto a mi madre, Aurora Argibay Iglesias, que después fue la pintora Yoya, vivíamos en una casa grande con muchas tierras y animales que había que atender. Como mis cuatro hermanos estaban lejos, y no les gustaba nada la vida en la aldea, siendo casi una niña me hice cargo de todo el trabajo del campo dirigida por mi mamá. Para mí fue una etapa maravillosa. Me sentía muy importante. Cuando vivía mi padre, que era Secretario de Ayuntamiento, el último fue el de Avión, nos podíamos permitir el lujo de tener muchos jornaleros, pero a su muerte, mi madre no recibió ninguna pensión como viuda y todo cambió para nosotras".

>> " En ese momento mi hermana Mercedes Ruibal ya había vuelto de Buenos Aires, donde estuvo ocho años junto a nuestra familia Argibay que vivía en Argentina. Allá se había hecho pintora al lado de Laxeiro. Ella vivía en Madrid entonces, trabajando en una fábrica de cerámica donde decoraba las piezas, pero pronto lo dejó para dedicarse por entero a su pintura, obteniendo importantes premios. Mi hermano, el dramaturgo José Ruibal, aún estaba en Montevideo trabajando de periodista y metido en política. Fernando tenía una constructora en Vigo y Marisa, hoy también pintora, estaba casada en Pontevedra con un comerciante, Maximino Villaverde; tenían la tienda "El Buen Gusto" en Calle de la Oliva y un hijo recién nacido. Así que yo vivía sola con mi madre y todo el trabajo duro a mi cargo a pesar de ser la más joven de sus hijos. Me tomé muy en serio la tarea de cuidar el campo y los animales y entre canto y canto trabajaba feliz. Cada día ordeñaba cinco vacas, vendía su leche, amasaba y horneaba el pan cada semana y hacíamos el vino cada año, habiendo podado antes con maestría las vides. Nada me era imposible. Mi parte artística fue creciendo conmigo mientras trabajaba la tierra. Nunca dejé de soñar. Cada cosa difícil que tenía que realizar, lo hacía como si fuera una actriz. Como si estuviera en el libreto que cada día tenía que interpretar, no protestaba nunca y disfrutaba mucho de mis labores. Desde muy pequeña cantaba y recitaba en la Iglesia siguiendo las pautas que marcaba mi padre, que había estudiado para ser cura. Además era requerida por las compañías de teatrillos ambulantes que pasaban por San Andrés de Xeve actuando con ellos. En el pueblo me llamaban La artista".

>> "En 1960 regresó mi hermano José de América, donde estuvo 10 años. Cuando me escuchó cantar, le sorprendió tanto mi voz que me preguntó si me gustaría estudiar canto y yo le dije que sí; se lo comentó a nuestra hermana Mercedes y a su marido, el arquitecto vigués Agustín Pérez Bellas, también gran artista€ poeta, pintor y maravilloso ser humano y mi mecenas. Acordaron que me iría con Pepe a estudiar a Madrid, donde él vivía, y allí llegué con 21 años. Me preparé con grandes maestros como Isidro Maiztegui en solfeo, Sophia Noél, Lola Rodríguez de Aragón y José Luis Ochoa de Olza en canto, y Jorge Fresno en guitarra. Lo peor de esa época fue tener que separarme de mi pequeña hija Graciela, que se quedó con mi mamá en Vigo. Y lo mejor de vivir en Madrid fue mi relación con grandes artistas y literatos amigos de mis hermanos. Así fue como conocí en las tertulias del Café Gijón al gran poeta vigués Carlos Oroza, recientemente desaparecido".

>> "Mi debut como cantante profesional se produjo en 1967 en la Facultad de Arquitectura ante un millar y medio de jóvenes, cantando folklore argentino del gran trovador Atahualpa Yupanqui. De allí surgieron muchos recitales en diferentes colegios mayores, casas de cultura, teatros, etc. En 1968 fui a París con mi recién estrenado guitarrista y marido Sergio Aschero, hijo de una gran amiga argentina, que había conocido antes que a él en Madrid a través de mi hermano José, la bailarina, coreógrafa y profesora de danzaterapia María Fux, que con 94 años aún sigue trabajando. En esa hermosa ciudad cantamos en varios lugares con mucho éxito y también lo hicimos para el poeta José Bergamín que, después de escucharme interpretar "Vientos del pueblo" de Miguel Hernández, me escribió un hermoso y largo poema titulado "La voz de España" ¡Maravilloso! Casi nos quedamos a vivir en París. El sello francés Le Chant du Monde quería contratarnos para grabar canciones del poeta cubano Nicolás Guillén que llevábamos en nuestro repertorio. Más adelante, en 1976, se las enseñé a cantar a la entonces actriz Ana Belén, que grabó un doble LP, "La paloma del vuelo popular", su primer gran éxito musical".

>> "No nos quedamos en París porque estábamos comprometidos con la discográfica argentina "Alarcón" dirigida por el poeta y librero Héctor Yánover. Con él grabamos nuestro primer disco, "España, canto y poesía" y los contratos comenzaron a llover. El prestigioso teatro "La Botica del Ángel", dirigido por Eduardo Bergara Leuman, nos lanzó al éxito. Además de esas actuaciones, nos llevaba a su programa de Canal 13 cada semana, junto a cantantes como Nacha Guevara, Opus Cuatro y un sinfín de artistas hoy consagrados".

>> "Cuando llegué por primera vez a Buenos Aires en 1969 tuve la suerte de conocer y cantar con Mercedes Sosa, que nos invitaba a participar en sus conciertos y nosotros la invitábamos a los nuestros. De esa amistad surgió la grabación de una de nuestras canciones en su LP "Navidades con Mercedes Sosa", donde canta el poema de Miguel de Unamuno "A mi primer nieto", que nosotros habíamos musicalizado. Con Mercedes solíamos reunirnos en compañía de muchos amigos en torno a una buena mesa con empanadas, locro, vino y mucho canto, mientras nuestros hijos Fabián y Graciela jugaban por su lado. Luego retornamos a España, ya como Los Juglares, para grabar "Lorca-Los Juglares" con CBS en 1973. Volvimos a la Argentina para grabar el cassette "Es cuestión de creer" en 1975 con SMA, conteniendo poemas de diversos autores. Nuevamente viajamos a España para grabar "Está despuntando el alba" con el sello Ariola-Pauta en 1977, con poemas de Miguel Hernández. Antes aún habíamos grabado, año 1971, "Pérez Bellas Los Juglares" con Sintonía. Recuerdo la noche en la que presentamos este LP en La Casa de Cultura de Vigo, en la Plaza de la Princesa, donde acudió el famoso tabernero Eligio para escuchar la canción que Pérez Bellas y Aschero le habían dedicado. Por nuestra mala costumbre de cruzar el charco continuamente, nuestros discos no fueron promocionados como se merecían, pero aun así, la gente los tiene presentes y muchos de los temas estuvieron en el top ten de Los 40 Principales".

>> "En 1980 pusimos una escuela musical en Buenos Aires y nos dedicamos a la educación. Acudían familias enteras a gozar del canto y la música. Yo me especialicé en la enseñanza musical para personas discapacitadas, niños de tres años en adelante y en la educación de la voz. Fue maravillosa la experiencia. También solíamos actuar en los grandes acontecimiento que organizaba la Embajada de España. Después de mi separación de Sergio Aschero en 1999 y un largo silencio discográfico, en 2003 grabé en Galicia "Canciones para sentir", sobre poetas españoles y americanos, junto al guitarrista Daniel Seminario, con composiciones totalmente mías. En 2012 grabé con la guitarra de Néstor Blanco, el piano de Gabino Fernández y la percusión de Gustavo López y otros músicos "Así siento a Yupanqui", CD editado en Argentina con obras de Atahualpa Yupanqui. Protagonicé dos recitales trasmitidos para todo el mundo desde el Auditorio de Radio Nacional de Argentina en Buenos Aires, años 2012 y 2013, presentándolo también en muchas ciudades de ese vasto país. Este trabajo fue considerado por el prestigioso diario "Página 12" como uno de los diez mejores discos del año 2012".

>> "Mi vida sentimental se puede decir que fue muy amena. Me casé a los 18 años con Jesús Baquero Fernández y al poco tiempo me quedé viuda. Fue el padre de mi poeta favorita, profesora de filosofía, cantante y actriz, Graciela Baquero Ruibal que ahora nuevamente vive en Vigo. Hace 21 años me regaló una hermosa nieta. A los 28 años me casé con el guitarrista argentino Sergio Aschero con quien habíamos formado un dúo, era 1968. Nuestros padrinos de boda fueron Mercedes Ruibal y el gran Laxeiro. ¡Un lujazo! De esta unión nació mi hija, maravillosa cantante y profesora de canto Irene Aschero Ruibal, que vive en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, donde tiene su escuela. A su lado están dos preciosas hijas y un hijo divino, el benjamín de la familia, que a la distancia alegran mi vida. De Aschero me separé 31 años después de conocernos. Pasados tres años me conquistó en Vigo el abogado e inspector de Trabajo y Seguridad Social Arturo Pérez Vega y fue mi nuevo marido. ¡Una gran persona! A los ocho años de conocernos quedé viuda de él y uno más tarde, un nuevo amor llamó a mi puerta, el periodista y locutor Eduardo Aldiser, con el cual soy muy feliz. Esta es mi última conquista y por él no me volví a vivir a Argentina. Se puede amar muchas veces y que nunca nos falte el amor".

>> "Acabo de cumplir 75 años y como el tiempo corre muy a prisa, estoy grabando dos discos a la vez. Uno con poemas de Rosalía de Castro musicalizados por mí, donde le doy a cada poema un carácter festivo o melancólico cuando el tema lo requiere. El otro CD, con poemas de mi querida amiga viguesa María do Carme Kruckenberg. Después de recorrer el mundo, me vine a vivir a Cangas, donde mi alma rejuvenece cada mañana, llevando en la voz por los caminos de Cangas precisamente una canción... "María Soliña". El poeta y amigo Celso Emilio Ferreiro me la pasó junto con muchos de sus poemas, para que los musicalizara. Estrenamos las canciones el 30 de abril de 1976 en el Ateneo de Madrid cuando él lo dirigía. Celso Emilio nos presentó y comentó los poemas hechos canción con muchos elogios hacía Los Juglares. ¡Qué tiempos aquellos!".

Un último homenaje a Kruckenberg

  • "Para el CD que preparo con poemas de mi querida amiga viguesa María do Carme Kruckenberg cuento con la guitarra de Cuchús Pimentel. A ella le encantaba mi música, surgida por la inspiración de sus versos y juntas solíamos cantar algunos temas al compás de su pandero que, por cierto, tocaba muy bien. La última vez que hablé con ella, en enero 2014, le comenté que iba a cantar en el "cabodeano" de su querido amigo Isaac Díaz Pardo nuestra canción "Meu amigo", que hice especialmente para esa ocasión, y se emocionó mucho. Se la canté por teléfono y me dijo que la había hecho muy feliz y me lo agradeció enormemente. Fue nuestro último contacto".

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