El fin de la instrucción estaba pendiente de los últimos partes de sanidad definitivos de los forenses. El último, emitido este febrero al alcanzarse la estabilización lesional, es el del profesor José Antonio Vilán, de 54 años, que sigue con rehabilitación física y neurológica. Debido a las graves heridas, presenta numerosas secuelas y tiene reconocida una incapacidad permanente absoluta en grado grave. La forense le reconoce el daño moral por perjuicio psicofísico, orgánico y sensorial; también perjuicios por la pérdida de calidad de vida de los familiares -precisa ayuda en sus desplazamientos por trastorno de equilibrio y alteraciones visuales-; necesita bastón y no puede conducir. Lucha por retomar sus proyectos, pero sus secuelas le impiden, al menos por ahora, "realizar cualquier trabajo o actividad profesional".