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Oswaldo Digón: "Si algo ofende de una forma gratuita no es comedia"

El cómico gallego llega mañana al Auditorio del Teatro Afundación de Vigo con el espectáculo "La noche sin filtros"

Oswaldo Digón. // FdV

"La noche sin filtro (Monólogos sin censura)" reunirá mañana (20.00 horas) en el Auditorio del Teatro Afundación de Vigo a los humoristas Iggy Rubín, Luis Álvaro, Antonio Castelo y al gallego Oswaldo Digón, en una cita que, como el propio título indica, no impondrá límites al humor. Será una noche de humor sin filtros pero hecho desde el respeto, que para Digón es la norma básica de la comedia.

- ¿Se le ponen muchos filtros al humor?

-Los cómicos filtramos la realidad que vemos desde el humor. ¿Sin filtros? El único filtro que vamos a usar es la comedia. Prejuicios moralistas y demás, fuera.

- ¿De verdad que hay censura?

-Yo siempre digo que desde el respeto, y el humor es una de las cosas que más respeto tiene, se puede hablar de cualquier tema. El respeto es esa parte en la que no dices las cosas de forma gratuita. Nosotros intentamos darle una vuelta de tuerca a las cosas, pero decir algo por ofender no es humor; es meter la etiqueta del humor a la falta de respeto. Y eso no lo podemos permitir ni en el humor ni en ninguna otra profesión.

- ¿Por qué, entonces, están causando tanto revuelo ciertos comentarios humorísticos?

-Creo que el humor se ha tomado como una bandera. Hay gente que ha querido generar comentarios graciosos y lo que ha hecho simplemente es largar una frase faltando al respeto. Y también hay gente que se dedica a la comedia que por esto cree que puede decir lo que quiera y que si se le critica ya se está censurando la comedia. Y no. Si algo ofende de una forma gratuita no es comedia. Ha salido mucha gente que ha hecho mucho ruido, de la que se ha hecho mucha publicidad, pero cada minuto hay 50.000 creadores maravillosos que están poniendo genialidades absolutas, aunque estos no hacen tanto ruido.

- Entonces no es solo que nos hayamos vuelto políticamente correctos en exceso.

-Sí, también. Todo influye porque al final, ha salido una sensibilidad absoluta. Ahora no puedes decir que abres una ventana sin que alguien te diga que vas a ofender a los ventanistas del mundo. Hay gente que es ofendida profesional, que va por la vida siendo ofendida y que lleva la procesión por fuera.

- Entre una cosa y otra les queda poca capacidad de maniobra...

-Sí, pero ahí está el ingenio para decir las cosas con ingenio. Les Luthiers, Monty Python... eran genios que dijeron un montón de verdades y nadie va a decir: "Cómo me ofendéis Monty Python".

- Usted es guionista, pero también le encanta improvisar ¿Cuánto hay de una y otra faceta?

-Yo llevo un guion escrito, no cambio absolutamente ni una coma. Todos los puntos y seguidos y todos los puntos y aparte los considero importantísimos y después, cuando salgo al escenario, me olvido de todo. El espectáculo tiene la base de lo que vas a contar y un trabajo detrás, pero después llegas allí y es el rock and roll, el disfrutar del momento y que ese momento sea único e irrepetible. Mi objetivo es ese, pasármelo muy bien con la gente y que la gente se lo pase muy bien conmigo.

- ¿Cómo sienta actuar en casa?

-Yo me siento más cómodo porque estoy en mi territorio, porque es mi lenguaje, porque la gente me entiende. Cuando estoy en "El club de la comedia" o con mi espectáculo en Madrid o Barcelona me siento arropado, pero aquí tengo el plus de la familia y de estar en "casiña". Y esto es un lujo.

- ¿La retranca gallega se entiende igual dentro que fuera de Galicia o se recarga de retranca cuando actúa aquí?

-Totalmente de acuerdo. Cuando actúo en Galicia me recargo de retranca. El gallego tiene mil recursos y giros que son maravillosos. "É o que é" no lo puedes decir en otro idioma, pero aquí lo sueltas y te entiende todo el mundo.

- ¿Cómo acaba un funcionario de monologuista?

-Trabajaba en el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Sada y hacía teatro con Espello Cóncavo los fines de semana. Luego empezamos a trabajar los cuentacuentos y artistas como Cándido Pazó, Quico Cadaval, Carlos Blanco..., esos grandes narradores de historias tabernarias, me llevaron a trabajar el mundo de la narrativa y de los cuentos, siempre, desde luego, con humor No sé rezar de otra forma. Después surgió el tema de los monólogos a través de "El club de la comedia" y comenzamos a hacerlos en locales, y esto fue creciendo, hasta que me fichó una productora de Barcelona y pedí la excedencia. De esto hace ya diez años. Y ni me he preocupado de si puedo volver.

- ¿Cree que aún le esperan?

-Yo creo que ya no.

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