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Edwin Williamson: "La figura de Borges suscitó mitos que generaron malentendidos"

"El estudio del español creció muchísimo en la escuela y la Universidad anglosajonas"

Edwin Williamson. // FdV

Edwin Williamson es emérito de la cátedra King Alfonso XIII de la Universidad de Oxford, académico de la Real Academia Española (RAE) y está en posesión de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica. Está en España para pronunciar una conferencia sobre el escritor Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 - Ginebra, 1986) y la identidad argentina. El hispanista rompe mitos y ofrece una nueva lectura de la obra de Borges.

-¿Cuál ha sido la contribución de Borges a la cuestión de la identidad argentina?

-En una entrevista en 1973 Borges opinó que el significado de la independencia de la Argentina residía en el hecho de que los criollos habían querido dejar de ser españoles y habían hecho un acto de fe en la posibilidad de crear una identidad nacional distinta de la española. Además, dijo que si los argentinos no perseveraban en la lucha por forjar esta nueva identidad muchos de nosotros correríamos el albur de recaer en españoles, lo cual significaría una manera de desmentir toda la historia argentina. Es curioso cómo Borges parecía concebir la identidad nacional argentina como algo bastante frágil, como una obra colectiva que muy bien podía disolverse y que, por tanto, había que vigilar y preservar activamente para que no se revelara como una mera ilusión. Borges estaba imbuido de una fuerte conciencia de la responsabilidad del escritor ante la historia y hasta el final de su vida se comprometió con el destino de su patria. En mi conferencia me dirijo a una cuestión que los mitos asociados a la figura de Borges hicieron perder de vista: cómo entendía Borges la historia argentina y cómo esto influyó en la evolución de sus valores políticos.

-¿Era la política una de las preocupaciones de Borges? Lo cierto es que se le tiene más bien por un escritor más intelectual y encerrado en su propia literatura.

-La figura de Borges ha suscitado varios mitos que han contribuido a su fama extraordinaria, pero que, a mi juicio, han creado muchas distorsiones y malentendidos acerca de su vida y obra. El mito más difundido es el de Borges como un manso escritor que vivía casi fuera del tiempo, en una especie de utopía literaria, y para quien la creación literaria, por tanto, era un juego autoreferencial o una reescritura de textos anteriores. Un mito asociado representa a Borges como un escritor cosmopolita desarraigado de un contexto específico que muy bien podía haber escrito en inglés o en francés. Estos mitos dieron lugar a la idea de Borges como un hombre ignorante de la política, o como un reaccionario que apoyó a las juntas militares de los años setenta en la Argentina o a Pinochet en Chile. En mi biografía "Borges, una vida" me propuse, entre otras cosas, examinar estos mitos, situando al escritor en su contexto argentino y analizando sus textos dentro de una estricta cronología. El resultado fue bastante sorprendente: descubrí que muchos de sus textos aludían de manera oblicua tanto a su vida personal como a los acontecimientos de la historia y la actualidad argentinas.

-¿Hay interés por la literatura española en el mundo anglosajón?

-Hay un interés creciente, como lo hay por la lengua también. El español ha crecido muchísimo, enormemente, en las escuelas y las universidades anglosajonas. Gracias al turismo y a los viajes se conoce mucho más España y el mundo hispanoparlante. De ahí el interés por la literatura española. También ha tenido un papel importante el auge de las traducciones de idiomas extranjeros. Hay varios excelentes traductores del español actualmente, que han contribuido mucho a la difusión de la obra de autores como Javier Marías, Antonio Muñoz Molina o Arturo Pérez-Reverte, para citar los ejemplos que son más destacados.

-¿Tuvo usted oportunidad de tratar personalmente a Emilio Alarcos Llorach? ¿Cómo valora su figura?

-Desgraciadamente, no lo conocí personalmente. Desde luego, fue uno de los grandes filólogos del siglo XX y considero un honor el haber sido invitado a dictar una conferencia en la cátedra que lleva su nombre.

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