"El consumo de alcohol es el principal problema de salud pública entre la juventud". Lo señalaba en 2015 el informe "O consumo de alcohol e outras drogas entre os adolescentes galegos", de la Unidade de Psicoloxía do Consumidor e Usuario de la Universidade de Santiago de Compostela (USC). Dos años después, lo sigue siendo, a tenor de los datos que ayer daba a conocer el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. En su barómetro, recoge que "a más del 40% de los jóvenes españoles -de entre 15 y 29 años de edad- les compensa emborracharse y perder el control a pesar de los riesgos que asumen".

A mayores, en esa misma franja de edad, la cuarta parte asegura que las consecuencias nocivas de fumar porros y conducir a mucha velociad también quedan compensados. Lo mismo ocurre ante la práctica sexual de riesgo (sin protección). En este caso, le compensaba hacerlo sin preservativo al 15%.

"Estas conductas ya fueron detectadas en la última edición del Estudes -informe del Plan Nacional sobre Drogas -y vuelven a poner de manifiesto el consumo intensivo de alcohol y las consecuencias", señala el profesor y psicólogo de la USC Antonio Rial. En el estudio de la USC de 2015 sobre alcohol y drogas entre adolescentes, desarrollado por un grupo de investigación coordinado por Antonio Rial Boubeta, se recogían datos similares: el 37,9% de los encuestados confesaba consumir alcohol habitualmente y el 16,5% se había emborrachado al menos una vez en el último mes.

"Ellos perciben los riesgos pero las expectativas positivas son mayores. Ven que beber es un mecanismo magnífico para el ocio, para hacer amigos, tener sexo... Vemos que se construye, en los medios de comunicación y en la sociedad, un modelo donde lo deseable es tener muchos amigos, pasarlo muy bien, tener mucho sexo bebiendo. Hay programas de televisión que nos presentan un turismo de borrachera en el Mediterráneo. Eso lo traen aquí pensando que si quieren salir y armar una gorda tienen que ir a beber a Sanxenxo", señala Rial.

"En términos de prevención, explica, no importa tanto enfatizar en lo negativo sino en tratar de romper esa asociación entre alcohol-amigos-diversión-sexo. Eso sería tocar con una varita mágica pero se puede conseguir con mucho esfuerzo".

Explica que se debe trabajar para mejorar la autoestima y asertividad y para controlar la impulsividad. No obstante, no es lo determinante. El entorno familiar y escolar también inciden. "Hay que empoderar a los padres. Deben recuperar su función de educadores. Es necesario que controlen, supervisen, limiten y que se enteren de lo que hacen sus hijos. La mayoría de los padres ahora son coleguitas", critica Rial Boubeta.

Antonio Rial Boubeta - Psicólogo, profesor de la USC

"Es necesario que los padres controlen, supervisen y limiten qué hacen sus hijos"