Estas bacterias superresistentes se alojan en nuestro intestino y su contagio es mayoritariamente por contacto físico. El correcto lavado de manos con agua y jabón por parte de los profesionales sanitarios, así como de los propios pacientes, sus familiares y todas las personas que acudan de visita al centro hospitalario, es clave para evitar la diseminación de estas bacterias. La higienización de las manos con preparaciones alcohólicas también es fundamental antes y después de entrar en contacto con un paciente que sea portador o esté infectado con una de estas bacterias.

"Las medidas de cuidado con la higiene de manos continúan después del aislamiento, los profesionales le explican a la familia cómo tienen que seguir una serie de recomendaciones en casa", explica la vicegerente del Sergas.

La Guía para o control das enterobacterias produtoras de carbapenemasas nos hospitais de Galicia del Sergas recoge, además de estos protocolos de lavado de manos, cuatro fases (de 0 a 3) en las que se puede encontrar un hospital con respecto a la presencia de estas bacterias. "El CHUVI estaría entre la fase 2 y la 3", apunta Vázquez Mourelle. Por lo tanto, cuenta con un brote o más de casos de contagio por estas bacterias relacionados con el propio centro hospitalario.