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Gallegos en la cima

Juan Negreira Montero: "Investigar y trabajar en el mundo real me hacen ser mejor profesor"

El ingeniero compostelano es un experto en vibroacústica en la Universidad de Lund

Juan Negreira, ante la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Lund.

Más del 60% del vasto territorio sueco está ocupado por bosques y la madera, además de abundante, es un recurso respetuoso con el medio ambiente, barato y que permite un alto grado de prefabricación, de ahí que el país se marque como meta para 2020 que el 30% de las nuevas viviendas -el doble de la cifra actual- se construyan con este material. Un propósito que implica retos desde el punto de vista del confort para ingenieros como Juan Negreira (Santiago, 1986), experto en vibroacústica en la Universidad de Lund, una de las cien mejores del mundo.

"El aislamiento es más complejo que en los edificios de hormigón. La madera es un elemento natural que contiene nudos o bolsas de resina y hoy en día la predicción de su comportamiento se basa en mediciones de viviendas ya existentes. Por eso desarrollamos modelos por ordenador para intentar crear nuevas herramientas predictivas ", explica sobre su trabajo como investigador en la Facultad de Ingeniería Civil. Unos estudios que también incluyen las sensaciones de los residentes: "Los estándares actuales no se correlacionan con la percepción de las vibraciones dentro de los inmuebles de madera, por eso también tratamos de mejorarlos".

Juan, que estudió Industriales en Vigo, llegó a Suecia en 2009 como "erasmus" para hacer su proyecto fin de carrera vinculado al cálculo de vibraciones en el Max IV, un gran acelerador de electrones que funciona como un microscopio 3D gigante y cuyos requerimientos en este ámbito son muy estrictos. "Tuve mucho contacto con profesores y empresas y al acabar me ofrecieron quedarme para hacer el doctorado. En España no me lo hubiese planteado, pero aquí tiene un carácter muy práctico y dispones de muchos recursos", destaca.

Y finalizada esa etapa, Juan firmaba su contrato con la Universidad de Lund el pasado verano: "Fue una decisión difícil, pero no me arrepiento de haberme quedado. Suecia me ha dado muchas oportunidades y, aunque tengo morriña, las condiciones profesionales son muy buenas. También valoro la oportunidad de trabajar como consultor en una empresa privada. Y ambas experiencias, como investigador y en el mundo real, me hacen ser mejor profesor. Los docentes con los que más aprendí en Vigo eran aquellos que venían del sector industrial y podían relacionar los conceptos prácticos y teóricos".

El compostelano, un apasionado por la docencia, destaca el enfoque "más práctico" de la educación sueca: "Sin juzgar qué sistema es mejor, aquí están más preparados para salir al mercado laboral. Pero los ingenieros españoles son muy bien valorados por sus conocimientos y su capacidad para enfrentarse a problemas". También hay diferencias en la actitud de los alumnos. "Aquí es habitual cogerse un año sabático al acabar el instituto y empiezan la carrera con más madurez y convencidos de lo que están estudiando. Las discusiones al final de clase son muy fructíferas", celebra.

Aunque habla sueco perfectamente, Juan, que reside en la ciudad de Malmö, admite el "gran choque cultural" que supone vivir en el país escandinavo. "Una vez que entras en su vida son amigos de verdad, pero irte a cenar con un sueco en medio de la semana es muy difícil. Les gusta estar en casa y entonces te rodeas de otros españoles, portugueses o italianos", comenta.

La llegada del verano convierte a Suecia en "un país diferente", pero el invierno es largo y la falta de luz, el mayor inconveniente. El ingeniero compostelano lo combate con el triatlón: "Te ayuda a conocer gente y conlleva un estilo de vida que te mantiene activo".

Su regreso a casa pasaría por un nuevo modelo económico: "Galicia puede ser un foco tecnológico y científico competitivo pero necesita visión a largo plazo, infraestructuras y apoyo sostenido como han tenido en Cataluña y el País Vasco. Para revertir los problemas de envejecimiento y emigración hay que ir hacia la economía del conocimiento".

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