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"Hay que recuperar el patriotismo sin que suponga un conflicto"

El filólogo e historiador Ignacio Merino recorre en su nuevo libro los símbolos que conforman España

"Hay que recuperar el patriotismo y que no suponga ningún conflicto: el amor a la patria es concéntrico, se puede amar a Galicia, a España y a Europa". Así lo explicó ayer el filólogo e historiador Ignacio Merino en el Club Faro de Vigo, donde acudió para hablar de su nuevo libro, "Por qué España. Una visión simbólica de la Historia" (Ariel), en el que analiza símbolos como el octógono tartésico, la impronta hebrea de Sefarad, el 'milagro gótico' o el hundimiento del imperio. "Algunos historiadores creen que el concepto de patria viene del siglo XX cuando, en realidad, lo inventaron los visigodos", advirtió, al tiempo que dejó claro que "España es una nación de naciones y una patria de patrias en la que no es necesario ni adecuado hablar de una sola patria ni amar a todas ellas es algo complicado, ya que no son amores excluyentes".

Presentado por la periodista Ana Lago-Bergón, el ponente comenzó realizando un recorrido por el origen de España y los distintos pueblos que pasaron por él y que son importantes para entender su significado actual. "El nombre de España aparece por primera vez alrededor del año 1.000 a.C. con los fenicios, que llamaron a esta tierra Span, que significa 'Tierra lejana donde se baten los metales", explicó. España, continuó Merino, es un "solar de pueblos" ya que "fue testigo de muchas invasiones pero no estuvieron de paso sino que vinieron para quedarse, que es una de las peculiaridades de este país", destacó.

El ponente -que es licenciado en Filología inglesa y diplomado en Psicología y Filosofía Pura, fue jefe de prensa en la embajada de España en Londres y corresponsal de la agencia United World- advirtió que España tiene dos sustratos esenciales, el Celta y el Íbero pero que "los íberos, son españoles originarios, indígenas, y lo más increíble es la fusión entre estas dos culturas tan distintas que se unen en la Celtiberia".

El historiador defendió el periodo de la Reconquista "ya que se que fue necesaria para recuperar la patria, la España perdida. Algunos creen que no se puede llamar Reconquista a algo que dura ocho siglos, pero yo estoy convencido de que sí", apuntó Merino.

Por otra parte, apuntó que la separación entre España y Portugal es "un malentendido penoso; un error histórico que ojalá lo corrijamos algún día y formemos un solo país".

El ponente defendió la psicología como un método "imprescindible" para encarar el estudio de la Historia. "La Historia se ha estudiado mucho desde los hechos probados, siguiendo la máxima de que si no hay documentos no existe, pero eso no deja lugar a la vía intuitiva, que es tan importante, y desprecia la Psicología, que ha estado apartada de la Historia durante demasiado tiempo". Merino se declaró "totalmente junguiano", haciendo referencia a la llegada de Freud y, sobre todo, de su discípulo Jung, "que por fin dieron paso a la interpretación de la Historia desde una clave psicológica". "También en mi libro hay mucho de ese inconsciente colectivo del que hablaba Jung", aseguró.

"Estamos en la prehistoria de los estudios psicológicos y aún hace mucha falta saber interpretar la Historia desde este punto de vista, tal y como pasó con la Física y se consiguieron enormes logros", ejemplificó, al tiempo que advirtió que "yo no creo que la Historia sea fruto del azar, sino que tiene su propio argumento, aunque aún no seamos capaces de captarlo y no sea totalmente lineal", indicó.

El ponente fue respondiendo a las preguntas del público, de todas las edades, muy interesado en la Historia de España. "Nos han contado la Historia como un catálogo bélico, obligándonos a aprender todo de memoria, de una forma muy árida para los niños; si la enseñanza de la Historia hubiera sido más adecuada, esta materia le fascina al 90 por ciento de la población porque son nada menos que nuestras raíces", afirmó.

Merino -que tardó tres años en escribir este libro "que es un compendio de cuarenta años de estudio"- aseguró que con su obra "lo que deseo es desmitificar muchos símbolos de la Historia de España y tópicos que no tienen ningún sentido". Además, reconoció que el "ser de España" se configura a lo largo de los años y que hay grandes líneas que se mantienen con el tiempo como la guerrilla, que ya se daba en Covadonga, la picaresca, que ya usaban los pueblos que luchaban contra Roma y la corrupción, que se originó en Roma.

"La corrupción entra dentro del carácter español"

  • Ignacio Merino advirtió que hay costumbres que han entrado en el carácter español a lo largo de la historia y que se mantienen en la actualidad. Entre ellas destacó una tan conocida como es la corrupción. "Los romanos ya vivían la política de una forma muy corrupta y ya con la desamortización afloró una nueva generación de negociantes que actuaban en connivencia con las autoridades, como Mendizábal o el Duque de Lerma", relató.El historiador opina que esta realidad se puede explicar por un aspecto del carácter español muy típico que es "el pasotismo, el 'viva la Virgen'". "Algo bueno que vamos a sacar de esta tremenda crisis de valores que estamos viviendo es un lavado general de conciencia, que nos hacía mucha falta. De aquí estoy seguro de que saldrá un país más cívico", auguró.El historiador recorrió algunos de los símbolos de España como la llamada "leyenda negra". "En la antigüedad, los pueblos hispanos tenían una fama muy positiva de ser valientes, sabios, generosos y duros. Se mantuvieron así hasta el siglo XIII pero tras la terrible "venganza catalana" pasamos a ser crueles, vengativos y codiciosos y esa fama nos ha costado mucho quitárnosla de encima. Italia, por ejemplo, no ha venido de turismo a España hasta hace bastante poco por ese fuerte sentimiento antiespañol", lamenta Merino.El escritor asegura que en la Guerra Civil "volvió la leyenda negra en todo su apogeo y aún hoy buena parte de la fricción que vemos a diario en la política actual viene de esa extraña mentalidad de los españoles de no admitir que son españoles cuando la realidad es que lo son. El amor a la patria no es algo de guardias civiles; a ver si por fin se entiende como debe de ser", concluyó Merino.

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