Cuando se trata de heredar, el Derecho Foral de Galicia estipula que los hijos son los primeros legitimados y el cónyuge viudo lo es a modo de usufructuario, pero nunca de propietario. Esta es la fórmula habitual al menos hasta ahora, porque los notarios certifican una nueva tendencia y es que los progenitores se están haciendo mutuamente destinatarios de la mayoría de sus bienes para garantizar cierto bienestar hasta el final de sus días.
El perfil de los que optan por este tipo de testamento son en abundancia matrimonios de muy larga duración y con hijos mayores. La decana del Colegio Notarial de Galicia, María Isabel Louro, señala que según su experiencia "suelen sentirse más cómodos con esta opción porque así no tienen que rendir cuentas a nadie". También optan por ella las parejas de hecho inscritas en el registro oficial o parejas jóvenes sin hijos, ya que en caso de no poner como beneficiario a su pareja, serían los padres los que recibirían los bienes, por ejemplo, el hogar en común.
Aunque hay casos en los que este tipo de testamento responde a una mala relación con los hijos, una gran parte tiene como motivo un cambio en la demografía y en la manera de entender la familia y la vejez. "El entorno familiar ha cambiado, además donde antes había un patrimonio familiar que yo heredaba para después transmitirlo a los hijos, ahora hay una pareja que ha ganado poco a poco con su trabajo los bienes que tiene y es frecuente que quieran favorecerse el uno al uno para así protegerse", explica Louro. Indica que la palabra "protección" es la clave de este cambio ya que "la gente ahora vive muchos más años y teme que llegado el momento pueda verse desasistido". Los matrimonios se hacen responsables así de su propia jubilación y priorizan un final de vida cómodo a continuar ayudando a la familia. La cultura del esfuerzo familiar también ha sufrido una transformación, las personas mayores tienen la sensación de haber contribuido lo suficiente al desarrollo económico de sus hijos. Además, evitan reparticiones que puedan crear problemas familiares. También se dan casos en los que los padres no confían en la longevidad de los matrimonios de sus hijos y prefieren salvaguardar su herencia.
Esta manera de testar viene aumentando "en los últimos año" según informa Louro y señala que el cambio en 2006 de la ley que regula las sucesiones ha ayudado. "Antes ya teníamos bastante libertad a la hora de testar en Galicia, pero ahora tenemos más.", valora la decana.
Pero a pesar de esta opción debe respetarse la legitima, el porcentaje que los hijos deben recibir según estipula la ley: una cuarta parte de la herencia dividida entre el número de hijos. Sin embargo, los descendientes pueden no reclamar su parte y esperar a que el segundo cónyuge fallezca para heredarla de manera completa, práctica habitual si la relación con los padres es buena. En caso de reclamarla se arriesgan además a que el progenitor superviviente cambie su testamento y legue la mayoría de sus bienes a otras personas o entidades.
Claro que el derecho a la legítima no es intocable. El Tribunal Supremo ha reconocido en varias ocasiones el derecho de los padres a desheredar a sus descendientes si se demuestran casos de abandono o maltratos físicos o psicológicos.
Los clientes lo demandan y los notarios también lo recomiendan si el caso así lo requiere. Louro enfatiza que "la misión del notario es ajustar el testamento a las necesidades y voluntades de cada persona por lo que objetivamente este testamento no es mejor ni peor, sino que será más adecuada o menos para según qué caso y tipo de persona, así como las relaciones que tenga con sus hijos y pareja".
