La intimidación durante la infancia inflige el mismo trauma psicológico a largo plazo en las niñas que el abuso físico o sexual grave, según sugiere un nuevo estudio de los estudiantes universitarios. El trabajo, que implicó a 480 estudiantes universitarios a través de la tercera edad, indicó que los efectos perjudiciales del bullying pueden persistir durante años, afectando negativamente a la salud mental de las víctimas y en la edad adulta joven.

Aunque que la mayor parte de la investigación sobre la intimidación se ha centrado en estudiantes desde los 5 hasta los 18 años, la información revelada por los estudiantes universitarios que participaron en la investigación sugiere la necesidad de desarrollar evaluaciones e intervenciones para esta población, según los investigadores.

Los participantes en el estudio fueron encuestados sobre su exposición a una variedad de experiencias traumáticas -incluyendo el acoso, la intimidación cibernética y delitos como el robo, el abuso sexual y la violencia doméstica y comunitaria- desde el nacimiento hasta la edad de 17 años. Los estudiantes también informaron sobre su funcionamiento psicológico y los síntomas de depresión, ansiedad y trastorno de estrés post-traumático (TEPT).

Los alumnos que experimentaron intimidación cuando eran niños reportaron significativamente mayores niveles de problemas de salud mental que sus compañeros, según revela la investigación, cuyos resultados se publican en la edición digital de la revista Social Psychology of Education.

Haber sufrido acoso fue el predictor más fuerte de los síntomas de TEPT entre los estudiantes universitarios que participaron en la encuesta, superando a otros tipos de trauma, como la exposición a la violencia comunitaria o ser abusado o descuidado por los adultos. En particular, las mujeres lucharon con el daño emocional causado por la intimidación, con informes significativamente mayores de niveles de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático que sus compañeros masculinos, según el trabajo.