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Las Conferencias de Club FARO

Usón: "La divinidad es el mercado; vivimos resignados por miedo a perder el trabajo"

- "La España de hoy tiene paralelismos con la de los años 30 pero entonces había gente que creía que se podían cambiar las cosas", asegura la escritora

El público asistente a la charla sobre el valor y los valores en el auditorio Areal de Vigo. //José Lores

"Estamos en tiempos en que los héroes son futbolistas, cuando son mercenarios y se valoran en dinero. La Religión del siglo XX es el dinero y si no lo tienes no mereces vivir, eses el valor que prima ahora". Eso dijo ayer en el Club FARO la escritora Clara Usón, premio Biblioteca Breve y Premio de la Crítica, tras ser presentada por el periodista Rubén Rey, de Onda Cero.

De conceptos de valor habla precisamente su última novela, "Valor" (Seix Barral), en la que entremezcla el valor-dinero con el valor-moral o el valor-coraje a través de sus tres protagonistas, de tiempos diferentes. A preguntas de su presentador, Usón dijo que veía en estos tiempos de España similitudes con los años 20 y 30. "Aquellos años, 30 -dice- no eran tan distintos al presente. La época en que uno de mis personajes , Fermín Galán, jugaba a los revolucionarios tiene muchos paralelismos con la época que vivimos. Había, como hoy, una sensación de descrédito, debilidad de las instituciones, desigualdad, fin de ciclo. Todo el mundo pensaba que España había que reconstruirla, de la misma manera en que lo pensamos hoy. De ahí también un poco la idea del tiempo, porque en realidad lo que hace la Historia es avanzar en círculos. No progresa, siempre se repite". Para la escritora o que sí es distinto es que antes había quien "como Galán", uno de los protagonistas, "aún creía que el mundo se podía cambiar, alguien podía morir por sus ideales, mientras que hoy estamos resignados y la nueva divinidad es el mercado".

Desesperanzados

Pero en aquel tiempo, matizó la escritora, la gente pensaba que se podía luchar por un cambio cuando ahora estamos desesperanzados y esos poderes sin rostro que son los mercados utilizan el miedo como arma para hacernos callar. "Hoy, por el miedo a perder nuestro puesto de trabajo, nuestra única fuente de dinero y de crédito social por tanto, estamos dispuestos a dejar nuestra honestidad en el perchero, a la entrada del trabajo. Eso es lo que personifica el segundo de mis personajes, vendedora de preferentes. En este tema de las preferentes, aclaro de todos modos, las víctimas eran los empleados, los intermediarios, los jefes de sucursal a los que obligaban las instancias rectoras de sus bancos, que nunca pagaron por ello".

El imperativo absoluto, añade, es tener un trabajo y por mantener ese trabajo somos capaces de todo, como se ha visto en Volkswagen, Bankia o Caixa de Catalunya: "Tenemos tan asumido que por la empresa debemos darlo todo, que nuestros convencimientos morales los dejamos a la puerta de empresa"..

Un tercer personaje es un cura en un campo de concentración y eso le dio pie al entrevistador para preguntarle sobre la guerra. "La guerra -dijo- muestra lo peor y mejor del ser humano y la de los Balcanes fue terrible, truncó dos generaciones. Guerra habrá siempre mientras se fabriquen armas porque hay que venderlas y le a bien a la Bolsa. Y esa de los Balcanes es preocupante porque la historia nos ha mostrado que cuando tiemblan ocurren en el resto de Europa grandes desastres como las guerras mundiales. En esa guerra se convertía a fuerza de amenaza de muerte, lo que retrotrae la Religión a tiempos de antaño, como vemos también en los que hoy matan y mueren por ella, en nombre de Alá".

La escritora, que cree que aún no tenemos una democracia "potable" por la larga sombra del franquismo, que aún se proyecta, afirma que "si estás en el mundo de la cultura te dan ganas de llorar", ya que en España "la hostilidad del poder" con este ámbito y la "indiferencia hacia la educación" son asuntos "legendarios y una rémora del franquismo". La novelista catalana ha opinado que aquí "los distintos partidos se llevan mal en casi todo pero están de acuerdo en que la educación no tiene ninguna importancia, y la cultura menos", ya que "nos quieren cuanto más ignorantes, sumisos o manipulables, mejor". Una prueba de ello que dio fue el IVA a la cultura. "Lo que hizo este Gobierno -dijo- fue decidir que la cultura es como el alcohol o el tabaco, salvo los toros o el fútbol que eso sí es cultura".

La novelista, primera mujer en recibir el Premio Nacional de Crítica en 52 años -la última fue Elena Quiroga en 1961- ha reivindicado que este hecho "no es por falta de buenas escritoras" y ha opinado que "quizá no es deliberado, sino simplemente que estamos en una sociedad muy patriarcal" en todos los ámbitos y también en literatura, donde "los que determinan el canon son casi todos hombres". Usón ha defendido que "los libros son peligrosos siempre para el poder".

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