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La segunda guerra, según Angelina Jolie

La segunda guerra, según Angelina Jolie

Aún con sus irregularidades, "En tierra de sangre y miel" (2011) confirmó que Angelina Jolie era capaz de rodar una película como directora con un tiento notable. En aquella ocasión, además hablando de algo que conoce bien por su trabajo en UNICEF: la guerra y sus consecuencias. Era Yugoslavia a principios de los noventa y, mediante una relación amorosa, se mostraba la fina línea entre la paz y la guerra y, sobre todo, lo que significa el hecho de traspasarla. Con su segundo largometraje, "Invencible", la actriz y cineasta continúa hablando de conflictos bélicos pero, en este caso, en la Segunda Guerra Mundial. Frente a la suciedad y la falta de épica de su debut, centrado en las consecuencias íntimas de una guerra, en este filme la directora trata de mostrar cómo la voluntad individual de un soldado, Louis Zamperini, es, de alguna forma, capaz de sobreponerse a cualquier adversidad incluso inmersa en el horror. Desde su arranque, en una batalla aerea encima del Pacífico rodada con una capacidad sobresaliente, la cámara sigue a este hombre a través de su particular odisea: de sobrevivir en el mar, a sobrevivir a un campo de concentración, y a sobrevivir a unas minas de carbón. Jolie maneja perfectamente los mecanismos de la emoción y controla sus momentos más potentes, con una inteligencia que, en la distancia, resuena a David Lean: esos dos hombres que no saben si van hacia su muerte, esa carrera casi sin piernas que la sostengan o esa última demostración de voluntad prolongan la sensación de que la actriz puede llegar a convertirse en una cineasta notable.

Como ocurre en demasiadas ocasiones recientes (precisamente el paroxismo está ahora en cartelera y es ese horror que se titula "El hobbit"), el principal reproche a "Invencible" es que acaba convirtiendose en una película fofa, a la que le sobran minutos por todas partes. Si Jolie hubiese sido capaz de recortar el guión de los hermanos Coen y Richard LaGravenese el fondo de su metraje no se hubiese resentido y hubiese ganado muchísima efectividad. Aunque a veces se requiera, el subrayado suele ser innecesario y la película se desvive en ocasiones por explicarnos cosas que ya nos había explicado, por recrearse en la caracterización de personajes que ya había caracterizado. En este sentido, destaca la interpretación protagonista de Jack O'Connell, capaz de aislarse de las redundancias del filme. Incluso, si hubiese recortado su minutaje, le habríamos perdonado a Jolie su típico epílogo de "basado en una historia real" que reduce la efectividad de todo lo contado antes y que solo sirve, por mucho que relate hechos verídicos, para caramelizar innecesariamente la encarnizada historia de "Invencible".

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