Andrés Torres Queiruga no se quedó ayer "excesivamente sorprendido" al enterarse de quién había sido elegido para suceder a Benedicto XVI, porque, recuerda, en las anteriores votaciones ya había quedado "segundo". Aunque no recibe con sorpresa el nombramiento, sí destaca la "novedad importante" que supone que sea de Latinoamérica y además, que sea jesuita.

"Es bueno que sea jesuita porque llega a Roma con las manos libres y es hispanoamericano y realmente puede tener modo y manera de reformar la curia y puede iniciar una nueva etapa en el gobierno de la Iglesia", comentó esperanzado el teólogo gallego, que compartió el acontecimiento con el polémico plenario de la Real Academia Galega.

Torres Queiruga tuvo la oportunidad de saber, indirectamente, del talante del pontífice. "No conozco en detalle su vida, pero tuve la ocasión de ofrecer unas conferencias en Buenos Aires y él las autorizó", explica el también filósofo. "Traté a amigos suyos y la impresión que había de él era buena", subraya.

De hecho, no duda en destacar que "es un hombre de concordia". "Por eso pienso que va a haber un cambio", aunque matiza enseguida que todavía es muy pronto para saber qué ocurrirá. Al menos, lo que sí demuestra su elección, argumenta, es que ha recibido el "aval" de los cardenales para ser "un Papa de concordia". "La prueba es que fue elegido bastante pronto. Ha debido de suscitar la unión de los diferentes grupos", especula.

El teólogo también destaca la originalidad del argentino en la elección de un nombre que, seguramente, señala, le recuerda a sus raíces italianas. "Posiblemente", en alusión a la primera referencia que le viene a la cabeza, Francisco de Asís, "quiera dar una idea de una Iglesia más sencilla, más pobre, más atenta al mundo de la pobreza, desde el continente de la teología de la liberación", argumenta. Además, el hecho de escoger un nombre tan "diferente" trasluce, conjetura, "cierto espíritu de renovación".

Para Torres Queiruga el "primer" reto que tendrá que afrontar Francisco será "normalizar la situación de la Iglesia, aclarar todo el problema de la curia y pensar en la universalización de la Iglesia". Porque, argumenta, "Europa ya no es el centro del mundo". La universalización de la Iglesia es, para este académico, una tarea que debe considerarse "urgente" ya que, reitera, "la geografía del mundo ha cambiado".