La compañía de titiriteros Tanxarina celebra sus 25 años representando la obra original "Titiricircus" con la presentación del libro de Pablo Giráldez editado por Kalandraka y la proyección del documental "25 anos do Titiricircus" de Cuchi Carrera, este sábado a las 19.30 en el multiusos de A Xunqueira. Los festejos continúan el domingo en la Praza da Torre de Redondela a las 12.30 y 20.00 horas con la representación de la obra.

Fundada en 1983, Tanxarina está formada por tres actores redondelanos: Miguel Borines, Eduardo Rodríguez "Tatán" y Andrés Giráldez. Se conocen desde jóvenes y tras realizar actividades de teatro de aficionados, llegaron a las marionetas como forma de expresión teatral. En 2013 cumplen treinta años de actividad profesional de la compañía y echando la vista a atrás solo pueden agradecer a todos los que asistieron a sus actuaciones y la simpatía por su trabajo.

"Titiricircus" es un espectáculo que nació en la calle hasta que afianzaron un hilo argumental, tiene mucho trabajo de improvisación del momento, tratan de implicar a la gente y adaptar la obra según el público, de manera que en cada representación parezca una función nueva. "La improvisación aporta frescura y es la forma de que podamos seguir representándola, la hemos hecho en Portugués, Italiano, Francés... En todo tipo de espacios y para audiencias muy distintas. Es un espectáculo muy polivalente", explica Miguel Borines.

Pablo Giráldez es el autor del libro "Titiricircus" que pertenece a la colección "Contos para soñar" de Kalandraka. Giráldez fue miembro de la compañía en el puesto que ahora ocupa su hermano Andrés y colabora con ellos en temas de escenografía. Este es un cuento sobre dos viejos trabajadores de un circo que se arruinan y deciden hacer un circo más pequeño, un circo con títeres, un titiricircus. En el documental de Cuchi Carrera se cuenta la historia de la obra y la propia compañía, desde los testimonios de los miembros actuales y pasados del grupo.

El "Titiricircus" es una fiesta participatiba: "Cinco minutos después de comenzar ya estamos jugando con el público dentro del espectáculo, tocando las palmas de una forma particular, contestando preguntas e incluso incorporamos un espectador al palco. Además, tenemos fama de canallitas, en el buen sentido de la palabra, entonces parece siempre que pasábamos por allí y se nos ocurrió hacer un espectáculo", comenta Borines.

El actor, tras tantísimas actuaciones en estos 25 años, recuerda emocionado la primera vez que actuaron en El Salvador: "Hacía poco que terminara la guerra y había gente que todavía vivía en la selva como refugiados, hicimos una función allí con muchos viejos que nos miraban machete en mano con cierta desconfianza, y niños que nunca habían visto nada más allá de la subsistencia cotidiana. Ver como brillaban sus ojos con magia, se acercaban a tocar las marionetas sin entender si eran muñecos o pequeños humanos. Los ojos de aquellos niños llenos de incredulidad y la inseguridad de los viejos no se olvida".