Aún con el corazón prieto y dolorido por la muerte de un gran y querido amigo, me dispongo a escribir unas líneas de despedida a D. Luis, Párroco de Santiago Peregrino de O Burgo, nombre evocador donde los haya, del Camino de Santiago.

Los que lo conocimos, que fuimos muchos, yo diría que pocas son las generaciones de pontevedreses de estos últimos 40 años que no le conocían, sabíamos que era una persona entrañable, cercana, solidaria y entregada a su Servicio. Amigo de todos, creyentes y no creyentes, a veces incomprendido pero siempre querido. Pocos serán los que se hayan acercado a D. Luis y que él no les haya atendido.

Pontevedra pierde a un gran párroco, a un ciudadano adoptivo, era de Rianxo, tierra que dio grandes nombres a Galicia, a nosotros nos dio a D. Luis. Un hombre que dedicó su vida a los demás y sobre todo a los pontevedreses y pontevedresas. Fue párroco en Salcedo, coadjutor en la Real Basílica de Santa María primero con D. Peregrino, del que era ferviente admirador, luego con D. Edmundo y finalmente destinado como primer párroco a Santiago de O Burgo. Fue, asimismo, profesor del Instituto Valle Inclán hasta su jubilación y siempre presente en todos aquellos acontecimientos importantes de su querida Pontevedra. En esta su ciudad adoptiva trabajó, luchó, sufrió, pero también fue feliz.

Fundador de la Cofradía del Espíritu Santo y de los Amigos del Camino del Camino Portugués, del que era consiliario y directivo, capellán de la Peña de la Boina, del Pontevedra C.F., del Teucro, del Cisne y de otras muchas entidades de la ciudad.

Los Amigos del Camino perdemos un gran amigo con el que hemos compartido los mejores momentos de nuestra asociación. Precisamente, dentro de unos días vamos a celebrar el 25 aniversario de nuestra Asociación y él iba a estar presente pues tenía que bendecir la Insignia de Oro que le vamos entregar al Concello de Pontevedra, como siempre lo había hecho en las doce insignias entregadas a lo largo de estos 25 años. No podrá ser, pero la bendecirá desde el cielo y "por el aire" como él diría. Gracias, D. Luis, por haber compartido con nosotros muchos momentos de tu vida y hacernos un poco más llevadero nuestro Camino.

Los muchos pontevedreses que le queríamos nos sentimos huérfanos, pero sabemos que ahora desde el Cielo seguirá rezando por nosotros como lo hacía aquí en Pontevedra.

Luis, llegó tu hora, como nos llegará a todos. En tu último viaje no nos queda más que pedir al Cristo del Buen Viaje, al que tanto le has rezado, como muchos pontevedreses, a la Virgen Peregrina, símbolo de nuestra ciudad y a nuestro querido Patrón Santiago Apóstol, que te acompañen y seguro que allá en el Cielo te estarán esperando con los brazos abiertos, como se espera a las buenas personas como tú.

Descansa en Paz, Luis, y Buen Camino. Y como los antiguos peregrinos te digo: Ultreia et Susesia.

*Presidente de los Amigos del Camino Portugués de Santiago