La amenaza de desplome del popular magnolio de Méndez Núñez obliga a cortar durante al menos dos días varias calles que desembocan en la plaza y una parte de la misma. El árbol, de más de 20 metros de altura, presenta dos grandes brechas y se temía que el mal tiempo anunciado para estos días pudiese precipitar que alguna de las ramas cayese sobre los edificios anexos o los viales próximos, provocando importantes daños.

Vecinos del centro histórico alertaron alrededor de las 11.45 horas de ayer sobre el riesgo que presentaba el árbol. Los técnicos comprobaron que la brecha más visible, fácilmente observable desde Méndez Núñez, no era en realidad la que más amenazaba la estabilidad del árbol sino que una segunda grieta, de unos 15 centímetros, podía provocar que una de las ramas más grandes cayese sobre la plaza.

Tras acordonar las calles Sarmiento, César Boente y Don Gonzalo y trasladar un elevador a la zona, los profesionales de Cespa-Ferrovial, la empresa concesionaria del mantenimiento de los jardines de la ciudad, iniciaron los primeros trabajos de descarga para retirar las ramas más afectadas del magnolio.

Al menos se tendrá que retirar un tercio del árbol para aligerarlo desde distintos lados, que las ramas no continúen haciendo palanca y que la fuerza en la copa sea la menor posible. Manuel Fontán, ingeniero municipal de Parques y Jardines, explicó que se trata de "un trabajo delicado que hay que realizar poco a poco, tenemos que descargar el árbol lo máximo que podamos pero tratando de no comprometerlo". Así, las talas continuarán al menos durante el día de hoy y no se descarta que haya que sumar más jornadas hasta concluir la poda.

Los técnicos confirman que en el inicio de la tala "el árbol se comportó bien", de modo que finalmente no colocaron abrazaderas.

Una vez completada esta primera fase de descarga y si se decide conservar el magnolio por su gran valor histórico, paisajístico y emocional, se acometerán otros trabajos para su consolidación.

En concreto, los expertos recomiendan situar varillas enroscadas, taladrando el árbol a fin de amarrarlo en las zonas donde se abrieron las grietas, un procedimiento semejante al que se llevó a cabo con las acacias de la Alameda y que posibilitó que estos ejemplares situados frente al instituto Valle-Inclán se conservasen varios años más.

"La idea es conservarlo lo máximo posible mediante distintos sistemas ", señala a este respecto Manuel Fontán.

Así, se acompañará la colocación de varillas con algún sistema de arrostrado. A falta de la decisión final (que al igual que la instalación de abrazaderas o tensores se adoptará sobre la marcha en función de cómo se comporte el árbol) se piensa en instalar cuerdas sintéticas tipo Cobra a fin de garantiza la seguridad biomecánica.

Aparece en una foto de 1890

Este procedimiento fue el empleado en los cedros de Las Palmeras cuando se vieron afectados por los temporales.

El magnolio está situado en una huerta privada propiedad de la familia Muruais, que confirmaba ayer a FARO que conserva "una fotografía de 1890 en la que ya aparece el árbol".

Es una datación en la que coincide el servicio municipal de Jardines. "Creemos que es más o menos coetáneo de varios árboles de Las Palmeras, que son del siglo XIX, es decir que pueden superar tranquilamente los cien años, los árboles de Las Palmeras los hemos datado por las fotos en 1880 y coinciden bastante en el porte".