Elena Alonso era natural de Toutón, en Mondariz, pero su vinculación a la ciudad de Pontevedra fue tan grande como su amor por ambos lugares. En la Boa Vila pasó la mayor parte de su vida y lo hizo como propietaria del emblemático Bar Carabela junto con su marido, Manuel Alvariño.

Pese a que este año hará tres que falleció, su recuerdo sigue muy vivo entre sus familiares y amigos. Tanto que ahora un disco seguirá manteniendo latente su figura a través de la canción popular gallega.

"As cantigas de Elena" se publicará en marzo con un importante trabajo detrás de dos de sus nietos, Pipo Alvariño y Caco Refojo, y dos mujeres, Miryam González, pareja del primero, y María Vidal, amiga de la infancia de la familia y cantante.

"En la aldea de mi abuela, en Toutón, había mucha tradición musical para las labores del campo. Cualquier actividad que hacían la acompañaban con canto y con baile. Ella participaba activamente de esa vida cultural, además de cantar muy bien, aunque no era muy dada a mostrarlo", explica el músico, productor y arreglista Pipo Alvariño, integrante del grupo folk de Pepe Vaamonde.

Cuando en la década de los noventa comenzó un movimiento de recogida a nivel gallego de piezas tradicionales, tanto cantadas como bailadas, el joven recopiló casi todas las que su abuela podía recordar en casa. "A lo mejor cada semana se acordaba de una distinta, eran las mismas con diferentes versiones", aclara.

Un día de Navidad, tras el fallecimiento de Elena Alonso, su nieto y María Vidal decidieron tomando un café en el Bar Carabela grabar un disco con ese valiosísimo material.

"La idea también era incluir en este trabajo una voz, la de María; un acordeón, que toca Miryam, y una guitarra, en este caso yo. Tal y como hacíamos con mi abuela, aunque en ese caso la voz era la suya", asegura.

La elección de la de María Vidal ahora no es casual. Las familias Alvariño y Vidal siempre estuvieron en contacto por proximidad física de sus viviendas: en A Ferrería los primeros y en los Soportales los segundos. "María era su cantante favorita. Sus canciones le gustaban cantadas por ella", subraya el nieto de Elena Alonso.

Son diez las canciones que se incluyen en "As cantigas de Elena", "un material inédito casi todo y, melódicamente, muy bueno", subrayan Pipo Alvariño y María Vidal.

La mezcla correrá a cargo de Caco Refojo, ya que el disco fue grabado en directo en el estudio PKO, en el que él trabaja y con el que ya ha ganado cinco grammys latinos.

Se trata de piezas muy antiguas, hasta el punto de que los propios familiares de la que fue dueña del Carabela no son capaces de fecharlas. "Mi abuela las cantaba cuando era niña,por lo que estamos hablando, como mínimo, de los años treinta, pero eran anteriores, cantadas por tradición oral".

La tradición del "serán"

Las cantigas sonaban durante los "seráns", una tradición que se perdió con el tiempo y que en las últimas décadas fue recuperada.

"Se cantaban, sobre todo, cuando se hacían las labradas. Como el arado, con animales, no llegaba a las esquinas de las fincas, se tenía que hacer manualmente con el lejón. Se cavaban esos cuatro espacios y se cantaba durante esa actividad, así como al final. De niña me ponían con las señoras mayores a tocar la pandereta", recuerda Esther Alvariño, una de los cuatro hijos de Elena Alonso.

"Cuando le dije por primera vez a mi madre que la gente estaba interesada en recoger esas canciones me lo tomó a broma. Después cuando vio la repercusión que tenía, acompañaba a las pandereteiras de Toutón en el autobús", señala.

Pipo Alvariño destaca la importancia de la recuperación de estas piezas, "de una riqueza brutal" y que forman parte del patrimonio inmaterial gallego.