El machismo está tan arraigado en la sociedad que en ocasiones impide ver con claridad como elementos cotidianos ubicados a nuestro alrededor están impregnados de una gran dosis de desigualdad hacia las mujeres. Incluso los monumentos y los homenajes que rendimos a nuestros personajes más ilustres están empapados de esta enorme desigualdad que provoca que apenas haya estatuas dedicadas a mujeres o que en el callejero de Pontevedra solo un 10% de los espacios públicos estén dedicados a figuras femeninas.

Por este motivo, intervenciones como la que se llevó a cabo ayer en el famoso monumento "La Tertulia" en Pontevedra permiten a los ciudadanos abrir los ojos sobre esta situación. Los seis protagonistas masculinos de la famosa escena que recrea las tertulias de intelectuales en el Café Moderno aparecieron ataviados con ropas y caretas para convertirse y rendir homenaje a otras seis grandes mujeres gallegas que bien podrían ocupar este espacio.

Así, Alexandre Bóveda se convertía en Concepción Arenal; Castelao en Maruja Mallo; Manuel Quiroga cedía su violín a Emilia Pardo Bazán; Valentín Paz Andrade se convertía en María Vinyals, Carlos Casares era sustituido por Sofía Casanova y Ramón Cabanillas por la eterna Rosalía de Castro, tal y como indicaban unos rótulos pegados al pedestal del monumento.

La intervención (cuya autoría no ha trascendido por el momento) es muy efectiva a la hora de demostrar como el machismo impregna todavía muchos ámbitos de nuestra vida, a veces sin percatarnos. No porque alguien ponga en duda los méritos de los personajes varones homenajeados en este conjunto escultórico, que son evidentes y el reconocimiento es unánime, sino por la total ausencia de figuras femeninas en este monumento.

En este sentido, cabe recordar, por ejemplo, que el Concello de Pontevedra hace ya tiempo que ha puesto en marcha un plan para revertir esta situación o cuando menos tratar de igualar la enorme desventaja que las mujeres tienen sobre los hombres en el callejero de Pontevedra.

El bautizo del desdoblamiento de la Avenida de Vigo con el nombre de Josefina Arruti, mujer del alcalde republicano de Pontevedra Bibiano Fernández y encarcelada y reprimida por el régimen franquista, fue el primero paso de una serie de homenajes que el Concello de Pontevedra tiene previsto rendir a mujeres de la ciudad dedicándoles calles y otros espacios públicos.