Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gabriele Gulbinaite: "En Lituania si quieres puedes trabajar, pero no puedes sentarte a lamentarte"

Gabriele Gulbinaite. // Rafa Vázquez

La pasión por un deporte, el surf, trajo a la costa de las Rías Baixas a Gabriele Gulbinaite, de Lituania. Con 25 años, la joven de la localidad de Skanodas está perfectamente adaptada a la cultura española, con la que tomó su primer contacto en dos de las ciudades más grandes del país, Madrid y Barcelona.

"Empecé en Madrid, donde estuve seis meses, y después estuve tres en Barcelona", resume. Su tercer destino en España, en el que permanecerá por un tiempo, fue Pontevedra. Aquí llegó como "au pair". "Estuve con una familia española entre noviembre de 2016 y julio de 2017. Una familia muy buena con una niña de 7 años", recuerda.

El idioma ha sido su gran caballo de batalla, pero ahora lo domina mucho, aunque en su trabajo no lo tenga que utilizar. Trabaja en la academia infantil de inglés Fun Forest, en pleno centro, en la que comenzó también haciendo prácticas y en la que da clases de esta lengua.

Actualmente está estudiando Pedagogía Infantil. Antes lo intentó con Derecho, en Lituania, pero no le gustó y terminó abandonando. "Me gusta lo que estudio ahora porque me gustan los niños y, sobre todo, me gusta trabajar con ellos. Cada día con ellos es diferente. Nunca nada es igual", confiesa.

El próximo año tendrá que volver a Lituania por sus estudios, pero regresará para seguir trabajando en la academia pontevedresa.

Las posibilidades de quedarse en su país, en el que se encuentran su familia y amigos, siguen presentes, pero todavía no se lo plantea. "En Lituania si quieres puedes trabajar, hacer cosas. Lo que no puedes hacer es sentarte a llorar y lamentarte", afirma.

"En el futuro no sé dónde voy a vivir. Esta Navidad, por ejemplo, viajaré para conocer Portugal", anuncia.

A Gabriel Gulbinaite le gusta la ciudad de Pontevedra, tranquila y cómoda. En su tiempo libre aprovecha para tocar el violín, la guitarra y el ukelele, pero también para quedar a charlar con sus amigos. Lo que más echa de menos aquí es a su familia y el poder hablar más su idioma.

Compartir el artículo

stats