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Ernesto Vázquez Rey: "Exigimos que el Pazo de Lourizán sea declarado BIC y la finca Jardín Histórico"

"O se hace algo ahora pronto o lo perdemos... La Diputación debería iniciar las obras de restauración de inmediato"

Ernesto Vázquez-Rey, que hoy participará como ponente en el Seminario sobre o Pazo de Lourizán. // R.V.

El arqueólogo Antonio de la Peña y el secretario general de Amigos del Museo de Pontevedra, Ernesto Vázquez Rey, protagonizarán esta tarde en la Casa das Campás la segunda de las jornadas del Seminario sobre o Pazo de Lourizán. El ciclo arrancó ayer con una conferencia en la que la presidenta de Amigos do Museo de Pontevedra, Ciara Cabodevila, presentó las propuestas para la recuperación de este edificio histórico y su finca, después del estudio que llevó a cabo Ernesto Vázquez Rey.

- ¿En qué situación se encuentra el Pazo de Lourizán?

-Amenaza ruina a día de hoy, tras las faltas de cuidado después de su adquisición por la Diputación Provincial en los años 40, como nunca se hizo ningún tipo de obra o intervención para su conservación tiene partes, especialmente la galería, que amenazan ruina; o se hace algo ahora pronto o lo perdemos.

- Realizó una investigación sobre el edificio y la finca...

-Si, hicimos esta conferencia que hoy (por ayer) se presenta sobre el pazo para determinar, por una parte la historia del propio pazo, que es bastante desconocida hasta que llega a manos de Eugenio Montero Ríos, y también para determinar los artistas que participaron en la decoración del palacio, la talla de las estatuas, los distintos elementos decorativos que tiene, que junto con la reforma de Genaro de la Fuente en 1907 es lo que lo convierte en el monumento esplendoroso que tenemos ahí en Lourizán.

- ¿Cómo empezó el pazo?

-Pertenecía al marqués de Serra de Outes, tenemos constancia de que venía perteneciendo a la familia de los Montenegro (aquel caballero que tenemos en leyenda de Pontevedra, Tristán de Montenegro) después pasa a los Mariño de Lobeira, el marqués de Serra de Outes, que tiene allí una finca de recreo, donde no vive y viene a cobrar foros, porque además era uno de los mayores señores forales de la zona. Pasados los siglos los Mariño de Lobeira acaban por vender la propiedad a un rico hombre de Pontevedra. A partir de ahí se produce un pleito por la propiedad, pasando por distintos señores: un rico barcelonés compra el Pazo y sus herederos lo acaban vendiendo a Montero Ríos después, ya digo, de múltiples pleitos.

- ¿Se inicia entonces el momento de máximo esplendor?

-Acabamos de constatar en esta investigación que efectivamente la finca antes de Montero Ríos no sufre muchas modificaciones, ni la finca ni la casa, una casona pero que aún no tenía el espacio de palacio que tiene hoy. Montero Ríos engrandece la propiedad, tanto por dentro como con la propia reforma de ampliación del palacio. Lo que hace es adquirir una casona de aspecto medieval y convertirla en una palacio absolutamente ecléctico, que es la reforma de Genaro de la Fuente. Introduce todos los elementos decorativos, como los campaniles, ese tejado amansardado que tiene justo en la fachada, la escalera imperial de acceso, y es él quien manda introducir los elementos pictóricos.

- ¿Qué artistas firman estas esculturas, pinturas etc?

-También los contrata Montero Ríos, él contacta con distintos autores que le den al palacio ese esplendor. Montero Ríos (sabemos que fue el mayor exponente del caciquismo gallego) contrató a distintos artistas que estaban relacionados de algún modo con las instituciones en las que él estaba. De esta forma, a través de la Sociedad de Amigos del País de Santiago, contrata a Ovidio Murguía, al hijo de Rosalía, que pinta varios paisajes, incluso desde la propia finca (hay uno precioso que se conserva en el Museo). Y todos estos paisajes los encarga para el salón de fumar del pazo. También le encarga varias alegorías, si bien no todas se llegan a realizar porque Ovidio Murguía fallece muy joven pero se conservaba una de ellas y las otras las tenemos en borrador. Además están otros autores pertenecientes a la que se denominó Xeración Doente, como Jenaro Carrero, que por su vinculación al senado a través de su padre también es contratado y pasa una temporada en Lourizán para realizar obras, conservamos en el Museo de Pontevedra solo una de ellas, el resto no sabemos dónde están.

- ¿Se ha perdido mucho patrimonio artístico y documental ligado al Pazo?

-Muchísimo, en lo que tiene que ver con la documentación tras la muerte de Montero Ríos, más bien de Avelina Villegas, sus hijos reparten de acuerdo a los testamentos la documentación, pero no se sabe quién lleva qué ni queda registrado en ningún lado, de modo que hoy los herederos con los que hemos podido contactar nos confirman que no tienen la documentación que les preguntamos y las instituciones que en teoría podrían conservarla no la tienen. En patrimonio se perdió muchísimo, y en lo que respecta a pinturas conocemos a particulares que tienen algunos de los cuadros, desconociendo como han llegado a parar a sus manos, y sabemos además que muchas de las obras colgadas en la galería fueron destruidas al intentar arrancarlas.

- El pazo pasa a la Diputación en los años 40 ¿cómo fue esta nueva etapa del recinto?

-Fue en 1946, a partir de su compra se cede al centro de estudios forestales para que en la finca se haga ese arboreto y se empiece a investigar sobre especies arbóreas, arbustivas y forestales. Para la adaptación del palacio a la escuela de capataces forestales se hace en unas obras de reforma, imagine lo que es pasar de un palacio con este abolengo a una escuela de capataces en el mismo edificio, exige cambios.

- ¿Qué supusieron estas transformaciones?

-En el palacio parte de la destrucción interior, había una capilla y sabemos el estilo de la decoración y se destruye porque creían que tenía un cierto carácter masónico, no se conserva nada. Y justo debajo de la capilla, bajo tierra estaba la cripta donde finalmente también reposaron los restos de Montero, de su mujer y sus hijos. La Diputación también derriba esta cripta después del traslado de los restos de la familia, por esos elementos masónicos que a la institución de la época, recordemos que era en pleno franquismo, no les debería gustar.

- ¿También fue importante el impacto en la finca?

-En la finca la escuela de capataces lo que hace es aprovecharse de los cursos de agua, que hay muchos por la finca, pero se aprovecha de uno en concreto, con lo que acaban por destruir el parque das rías, también construido por Montero Ríos, un parque artificial, romántico. La Diputación corta el caudal de agua, los canales son a partir de ese momento inservibles y terminaban en una piscina que también pasa a ser inservible. Y además la Diputación traslada las esculturas, no todas las que conocemos en las escaleras del pazo estaban allí originalmente, sino en el acceso.

- ¿Qué propuestas plantean para la conservación del conjunto?

-Tras esta línea de estudio e investigación concluimos cuatro puntos: en relación a la propiedad que el cultivo forestal, arbustivo etc de la finca debe seguir manteniéndose por la riqueza de la propia finca y la fertilidad de los terrenos, que no deben ser desaprovechados; y relacionado con esto la instalación de la escuela supuso la destrucción a la que aludíamos y la construcción de inmuebles que empobrecen el gran paisaje que rodeaba en su día a la Granxa da Serra, que era como se llamaba, así que entendemos que la Diputación debería urgir las obras de restauración y además vincular esa restauración al Museo, que conserva gran parte de los muebles y lienzos y en una ulterior restauración podrían volverse a su sitio original. Exigimos que se cumpla la legislación de patrimonio histórico, que se declare Bien de Interés Cultural (BIC) el Pazo, el palacio es monumento y la finca debe ser catalogada como Jardín Histórico, y además hay una zona arqueológica, no debemos olvidar que gran parte de la colección arqueológica del Museo sale precisamente de Lourizán.

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