Las Salinas do Ulló vivieron ayer una jornada especialmente concurrida en el Día Mundial de la Arquitectura y fueron visitadas por distintos profesionales vinculados a este colectivo profesional, que destaca que "elegimos este emplazamiento como ejemplo de sostenibilidad en el empleo de los recursos naturales".

La visita sirvió para reivindicar la recuperación de los edificios y espacios ligados a las salinas y su puesta en valor como ejemplo de convivencia entre la construcción y el medio natural. "Queremos implicarnos en el necesario impulso para la conservación y recuperación de lugares de especial valor como éste y llamar la atención sobre la importancia de actuar contra el cambio climático", señala Manuel Abelleira, presidente de la delegación de Pontevedra del Colegio de Arquitectos (COAG).

En 1637 se aprovechó la bahía situada en la ensenada de San Simón para crear unas grandes salinas, que explotaban los jesuitas y cuyo uso se mantuvo hasta casi el siglo XX. En el XIX también se levantó uno de lo pocos molinos de marea que se conservan en Galicia y a día de hoy en este espacio natural se funden cuatro ecosistemas.

Durante la visita se descubrió una placa conmemorativa y los participantes pudieron contemplar los restos de las antiguas viviendas de los jesuitas (conocidas como la Granxa das Salinas), del molino de mareas y disfrutar de las marismas.

Los portavoces del colegio profesional recuerdan que "antiguamente la sal era un recurso muy valioso, le llamaban el oro blanco y se usaba incluso como moneda; en esta bahía hay ruinas como las del molino de mareas" que los participantes en la visita tuvieron oportunidad de contemplar y disfrutar.