"Abril, aguas mil". Casi nunca un refrán, compendio de la sabiduría popular ancestral, ha estado más alejado de la realidad. Los fuertes chubascos con los que se despidió el pasado mes apenas sirvieron para remojar la reseca tierra que aguarda por la lluvias "como agua de mayo", otro refrán que muchos sí confían en que se cumpla, no solo entre los agricultores y ganadores, sino también por el bajo caudal que presentan muchos ríos.
Los 17 litros por metro cuadrado recogidos en todo el mes en la estación de Meteogalicia de Campolongo (las cifras fueron incluso menores en las de Lourizán y Areeiro) convierte a este en el abril más seco del último medio siglo.
Hay que remontarse a 1967, hace exactamente 50 años, para encontrar unos registros aún más bajos que los de abril de 2017. Entonces los datos históricos citan un total de precipitaciones de apenas doce litros, cinco menos que en esta ocasión. En 1995 se habían contabilizado apenas treinta litros, casi el doble que ahora.
Los 17 litros acumulados en este abril no solo suponen la cifra mensual más reducida de todo el año, sino que supone un drástico recorte de lluvias con respecto al mismo mes de los últimos cinco años, cuando se alcanzó una media de casi 170 litros por metro cuadrado.
Esta falta de lluvias -aunque las predicciones apuntan a que regresarán los chubascos a partir del viernes- repercute de forma directa en el estado de los ríos y embalses. La presa del Pontillón todavía muestra un estado más que aceptable, al 92% de ocupación, mientras que el del Umia ha mejorado ligeramente y ahora está al 65% aproximadamente.
En cambio, el río Lérez presentaba ayer, en la estación de medición de Augas de Galicia de Monte Porreiro, un caudal de apenas doce metros cúbicos por segundo, cuando hace un año, el 1 de mayo era de 33 metros cúbicos y dos años atrás llegaba a 54.
En todo caso, la altura de 2,7 metros de agua, aleja por el momento cualquier alerta, si bien lo normal para está época del año es que se superen con creces los tres metros.
