El instituto Valle Inclán acogió ayer un encuentro intergeneracional entre mayores y estudiantes, en el que voluntarios y alumnos dialongaron sobre vivencias en la emigración.

Las voluntarias Dorinda Rivas Álvarez (Suiza), Elisa Senra Vilar (Alemania), Carmen González Lantaño (Francia y Reino Unido) y María Luisa Gesteira Argibay (Venezuela) conversaron con estudiantes de segundo de ESO relantándole sus experiencias y juntos reflexionaron sobre las diferentes motivaciones para emigrar, las dificultades y los aspectos positivos o las diferencias con la inmigración en Galicia.

Cada una de las voluntarias narró lo que fue su vida y la de su familia en los países que les acogieron, sus dramas y alegrías. Así la lucense Dorinda Rivas tuvo que marcharse con 17 años a Suiza tras fallecer su padre para trabajar en la fábrica Rolex. Su trabajo consistía en pulir piedras preciosas y vivía en una residencia para mujeres que le facilitaba la propia empresa. Allí aprendió italiano y francés. Según Dorinda, la sociedad suiza era muy educada pero con cierta reticencia hacia los emigrantes. Aunque se casó y tuvo un hijo, añoraba al resto de su familia, con quienes se comunicaba por carta mensualmente. En el 2000 regresó sola a Galicia para cuidar de su madre enferma. Un tiempo después, también se trasladó su marido, pero su hijo y sus nietos residen en Suiza, a donde viajan con frecuencia para visitarlos.

Relatos

Por su parte, María Luisa Gesteira, nació en Cotobade y su padre emigró a Venezuela cuando ella tenía 14 años. Al principio vivían en una misma habitación hasta que sus padres emprendieron un negocio, una pensión, que años después traspasarían para volver a Galicia. Marisa Luisa estudio corte y confección jhasta que regresaron a Aracas donde vilvió a trabajar en la misma fábrica y ascendió hasta tener a su cargo a 50 personas.

La coruñesa Carmen González decidió viajar a Inglaterra en 1967 tras estudiar Magisterio. Al contrario de las otras dos voluntarias decidió viajar para aprender inglés. Su primer trabajo fue el de empleada en un hospital y vivía en un piso compartido. En 1971 regresó a España, preparó las oposiciones y obtuvo una plaza en Barcelona. Viajar siempre la fascinó, por eso en 2000 se fue a California con un contrato de docente, en 2002 a Marruecos, y en 2009 a Dallas. Hoy, con 72 años, es voluntaria dando clases de inglés en el Espazo +60 Afundación.

Finalmente, Elisa Senra contó a los jóvenes alumnos que emigró a Alemania desde su Ourense natal, con su marido en 1966, con un contrato de trabajo en una fábrica metalúrgica donde la empresa le proporcionaba vivienda. Valora su integración en Alemania y la acogida de su gente. Sin embargo, aún encontrándose en una situación cómoda en lo económico y social, al enfermar su hijo, decidieron regresar a España. De vuelta a Galicia, al principio fueron encargados de una granja y luego abrieron su propia tienda de ultramarinos.