"Estamos encantados de que vengáis al Concello. Esta es una casa muy grande, en la que se hacen muchas cosas, casi siempre bien hechas". De este modo recibía ayer el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, a los alumnos del Colegio San José, que se acercaron hasta la casa consistorial para conocer de cerca el funcionamiento de la institución.

Los pequeños no dudaron en responder a las preguntas que el regidor municipal utilizó para romper el hielo. "¿Para qué creéis que sirve un Concello?", inquirió en primer lugar.

Así, los pequeños, que llenaron la sala de prensa de la calle Michelena sentándose incluso en el suelo, aprendieron que desde estas oficinas se gestionan cuestiones básicas como el agua corriente, la limpieza de las calles, las fiestas... "Los Reyes vienen porque los trae el Concello, que les paga los viajes", les informó Lores, que estuvo acompañada por la concelleira de Educación, Carmen Fouces.

Curiosamente, fueron las niñas las que más se animaron a plantear sus preguntas al alcalde. La primera fue Paula, que quiso saber cuántos concelleiros hay en Pontevedra. En este sentido, y haciendo uso de su habitual sorna, el nacionalista explicó que "unos concelleiros hacen cosas y otros miran a ver como las hacen y critican: son la oposición".

Ahora, los escolares ya saben que en el Concello de Pontevedra hay 25 concelleiros y que cuenta con más de 1.000 trabajadores. También que el municipio tienen 118 kilómetros cuadrados.

Uno de los momentos más simpáticos tuvo lugar cuando el alcalde les preguntó nombres de parroquias de Pontevedra y uno de los colegiales respondió "San Bartolomé". Campañó, Mourente, Lérez... así, hasta las 15 que conforman el concello.

Cuando el líder del BNG tuvo que responder a la pregunta "¿Que es lo más difícil de ser alcalde?" lo tuvo claro: "Mantener contenta a la gente". Utilizó para explicar este comentario la peatonalización de la ciudad y, en concreto, la ejemplizó con la apuesta por la utilización de los espacios públicos por los niños para jugar, frente a su uso por el tráfico rodado.

"Los más difícil es intentar contentar a la gente o hacer las cosas de la mejor manera posible para la mayoría", resumió. "Es bonito hacer cosas", terminó, ante un atento público que después visitó las diferentes dependencias del edificio y que recibió como regalo camisetas con la silueta del loro Ravachol.