La Fiscalía de Pontevedra mantuvo su petición de 20 años de prisión para el acusado del crimen de Pontesampaio, Juan Antonio Lusquiños, al igual que la acusación popular que ejerce la Xunta de Galicia. Mientras, la defensa insiste en que se debe imponer una pena de 10 años de prisión por homicidio con los atenuantes de confesión y dado que considera que su defendido actuó influido por un trastorno mental que padece. Una de las declaraciones claves que se produjeron esta mañana fue la de los peritos que examinaron el día de los hechos su estado mental. Una experta declaró que, aunque el joven tenía diagnosticado un trastorno adaptativo depresivo, una depresión, aseguraron que se trata de algo "muy frecuente" entre la población que no afecta "a su juicio de la realidad". Consideran, por lo tanto, que el acusado "sabe de su capacidad para comprender" la realidad y "decidir lo que hace o no". También declararon los agentes de la Guardia Civil que lo detuvieron, quienes señalan que lo encontraron gracias a las indicaciones de un vecino cuando escapaba por unas fincas aledañas a la casa de sus padres. Iba descalzo y señalan que tras una pequeña huida de unos metros se detuvo y lo alcanzaron los agentes. "Se me fue la pinza", "dime que no está muerta", "qué he hecho, he destrozado a dos familias", son algunas de las frases que tanto los policías como los guardias civiles aseguran que les dijo de forma espontánea el acusado en estos momentos posteriores a su detención. También les indicó donde había dejado el vehículo en el que huyó del lugar del crimen. La Fiscalía matizó la diferencia entre confesión y reconocimiento de parte de los hechos, al descartar estos tipos de atenuantes que pide la defensa. También resaltó que el acusado, tras oír el grito de un vecino que presenció el final de agresión, huyó sin prestar ayuda tan siquiera a la víctima. También declararon los forenses que señalaron que la víctima recibió múltiples heridas de arma blanca (20 en total, recordó la FIscalia) y especialmente una fue mortal al alcanzarle la arteria pulmonar. Hay también una herida en la espalda que los forenses identifican como de huida. Aseguran que la víctima, Concepción Reguera, murió casi en el acto de las heridas sufridas. La fiscal también considera que la víctima, Concepción Reguera Peón, recibió más de una puñalada de forma sorpresiva dentro del coche y luego más fuera. Los forenses indicaron que falleció casi en el acto. La fiscal observa la alevosía en ese caso en la relación de confianza que mantenían víctima y acusado, pues pese a la ruptura ambos seguían manteniendo una buena relación, de tal forma que la propia Concepción invitó al acusado a subir a su vehículo lo que indica que ella "no le tenía miedo" y que no se esperaba un ataque de estas características además de que el ataque fue sorpresivo y que ella no tuvo capacidad de defensa. La práctica de la prueba ya ha finalizado y el jurado, probablemente, se retirará a deliberar el veredicto en las próximas horas.