Los caballos criados en libertad en el monte Castrove vuelven a dar problemas en Meis. En esta ocasión es en Nogueiró de Arriba, una aldea perteneciente a la parroquia de San Tomé de Nogueira y situada en las proximidades del macronudo de Curro. Los vecinos sostienen que los animales llevan varias noches bajando hasta las fincas de los vecinos e incluso los huertos de las casas, causando cuantiosos daños en maizales y árboles frutales.

Pero los residentes en Nogueiró de Arriba también advierten de que los caballos incluso invaden las carreteras, con el consiguiente riesgo que eso supone para los conductores. Finalmente, se quejan de que varias de las reses llevan unos cencerros en el pescuezo, "y de noche hacen tanto ruido que es imposible descansar", afirma una de las vecinas afectadas.

Es la segunda vez, en apenas mes y medio, que los caballos mostrencos originan problemas en una población de Meis. La primera había sido en Valboa (Armenteira), donde los vecinos llegaron a atrapar varios ejemplares. Los mantuvieron en su poder hasta que la Guardia Civil medió entre ellos y los ganaderos, y finalmente el problema se resolvió, al menos temporalmente.

Los criadores de ganado se comprometieron a llevarse los animales lejos de Valboa, a tenerlos más vigilados para evitar que bajen del monte y a llevarles alimentación suficiente a las partes altas del Castrove para evitar que desciendan empujados por el hambre. Además, señalaron que su compañía de seguros enviaría un perito a Valboa para que cuantificase los daños causados por los equinos en los cultivos y, de ese modo, poder resarcir a los vecinos.

Pero apenas mes y medio después, el ganado mostrenco del Castrove vuelve a estar en el centro de un conflicto vecinal. La sequía del pasado verano y de las primeras semanas de otoño ha propiciado que en el monte escasee el pasto, con lo que los caballos bajan a los valles. En Nogueiró de Arriba exigen soluciones, pero se sienten abandonados. "Hace un año cogimos unos cuantos y los encerramos en una finca. Pero el Seprona nos mandó soltarlos, y desde entonces la Guardia Civil no ha vuelto a pasar de que los llamamos varias veces".