Atónitos. Así se quedaron los agentes de la Guardia Civil cuando ellos mismos observaron desde la Comandancia de Pontevedra (ubicada al lado de la AP-9 justo en la orilla del Lérez) a un numeroso pelotón de ciclistas que circulaba por la autopista en dirección a Santiago ayer sobre las nueve y media de la mañana. De inmediato, los agentes dieron la voz de alarma y varias patrullas de Tráfico salieron hacia la autopista con la intención de interceptarlos y escoltarlos ante la evidente situación de peligro que existía para ellos mismos y para otros usuarios de la AP-9. Además, la intensa niebla que dominaba en esos momentos la autopista aumentaba el riesgo.

Una vez que lograron llegar a su altura y detener su marcha de forma segura, los agentes se enteraron de que se trataba de un grupo de 37 ciclistas peregrinos polacos que se encuentran realizando el camino Portugués desde el país vecino a Compostela. Al llegar a la ciudad de Pontevedra, en el nudo de O Pino, se cree que por error tomaron el acceso a la autopista en la salida sur de la ciudad del Lérez, a la altura del kilómetro 132. Fueron interceptados a su paso por la parroquia de Campañó, en el kilómetro 126, por lo que habían recorrido ya unos peligrosos seis kilómetros por autopista, pese a que está prohibido para este tipo de ciclistas y mucho más para un grupo tan nutrido, que no hace más que aumentar el peligro existente.

Los 37 iban precedidos por un coche piloto en el que viajaban organizadores de esta ruta-peregrinaje a Compostela, en un vehículo que había sido alquilado en Portugal, desde donde venía el grupo. El conductor y organizador de la marcha, al igual que el resto de ciclistas, era también polaco.

Los ciclistas ya habían dejado atrás, apenas unos kilómetros antes, la salida norte de la AP-9 en Pontevedra y el peaje de Alba. Los agentes de Tráfico, una vez que detuvieron la marcha de los peregrinos, se vieron también en la tesitura de diseñar un complejo dispositivo para evacuarlos de la autopista sin que se produjera ningún tipo de percance. Dado que la salida más próxima en el sentido en el que estaban circulando (es decir, hacia Santiago) estaba muy alejada (se trata de la salida de Curro, en Barro), los guardias civiles de Tráfico decidieron que la mejor opción era llevar a los 37 ciclistas en dirección contraria por la autopista hacia el peaje de Alba. Y así lo hicieron, pero para ello tuvieron que solicitar incluso la colaboración del personal de Audasa y superar las barreras idiomáticas (que también eran importantes dado que los ciclistas no sabían castellano y solo hablaban polaco), así como la falta de visibilidad por la intensa niebla. Se desplegó un amplio dispositivo de seguridad para alertar a los vehículos que circulaban a esa hora en dirección a Santiago por la AP-9 de que por uno de los carriles estaban siendo escoltados, en dirección contraria (es decir hacia Vigo) el pelotón con los 37 ciclistas que tampoco van a olvidar en sus vidas este tramo del peregrinaje que realizaron hasta Compostela.

Aliviados al ver a Tráfico

Y es que fuentes de la Guardia Civil explicaban ayer que la reacción de los ciclistas al ver la llegada de los coches patrulla fue más de alivio que de preocupación dado que probablemente ya habían advertido, tras once kilómetros por la AP-9, que se habían metido en una vía cuando menos poco apropiada para los ciclistas y que estaban corriendo peligro.

Finalmente, pudieron ser retirados de la autopista en el peaje de Alba y desde allí se les llevó hasta la Nacional 550 para que pudieran continuar su ruta a Compostela por el camino correcto. Eso sí, antes el responsable de la organización de esta marcha ciclista tuvo que pagar la multa de 500 euros impuesta por Tráfico como autor de una infracción muy grave del reglamento de circulación. Esta persona, de nacionalidad polaca, optó además por abonar la sanción en el acto dado que, de lo contrario, se le podría inmovilizar el vehículo al ser extranjero. Al menos, al pagarla en el momento, se le aplicó el descuento del 50% y la sanción se quedó en la mitad.