El mundo del arte llora la muerte del escultor pontevedrés José Luis Penado, autor, entre otras obras, del famoso loro Ravachol de forja que se exhibe en la Plaza de A Peregrina y que tanta atención capta por parte de los turistas que visitan la ciudad.

El artista fallecía el pasado martes a los 88 años de edad y dejaba vacío un importante hueco en la creación de obras a partir de materiales contundentes como el hierro.

"Sus obras fueron reconocidas, pero no tanto como su categoría de artista merece", asegura el director del Museo, Carlos Valle, quien destaca que el artista tiene obras muy importantes en la ciudad "conocidas por todos". "Pero seguro que si hacemos un sondeo, la mayoría de los pontevedreses no sabrían decir de quién es su autoría".

Se refiere, en este sentido, al "afamado Ravachol de la Peregrina", la decoración del puente del ferrocarril en Monte Porreiro o el monumento al árbol que se encuentra en la Plaza de Barcelos. "Muchas personas no lo saben, pero esas obras forman parte de su paisaje cotidiano". "Desgraciadamente pasa muchas veces, a medida que pase el tiempo va a ser más reconocido", asevera Carlos Valle.

En cualquier caso, el director del Museo quiere destacar que José Luis Penado se salía de los cauces habituales por los materiales con los que trabajaba, entre ellos el hierro. "Por su manera de trabajar, su trabajo era notable no solo en Galicia, sino en el ámbito peninsular", añade.

La última gran exposición que se realizó con las obras de Penado tuvo lugar hace un par de años en el edificio Sarmiento del Museo de Pontevedra. Tuvo lugar a finales del año 2014 y en ella se reunieron piezas del artista de 40 años de trabajo.

El escultor deja interesantes obras, como dos cabezas: la del ingeniero Antonio Odriozola y la del escritor Valle-Inclán.

Carlos Valle también califica la figura de Penado como "discreta". "No hacía ruido, era un gran trabajador y con un tipo de obra hecha desde aquí", subraya.

Al igual que ha hecho con otros artistas, Valle se muestra reacio a "encorsetar" la obra de Penado en un solo estilo. "Era un autor profundamente figurativo, pero como un elemento de distinción. Era una figuración muy personal que se encontraba, artísticamente hablando, muy en paralelo con algunas de las grandes figuras del siglo XX, como los cubistas, pero siempre desde la óptica de la figuración", resume.

Penado llegó a definirse a sí mismo como un obrero del arte. "No concibo el arte solo del pensamiento, sin realizarlo, y realizar el arte es otro arte".