El pontevedrés Claudio Rivadulla, de 25 años, fue uno de los veinte estudiantes de Medicina que este año realizó el último curso de carrera, sexto, en el Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra, CHOP, algo en lo que el centro sanitario se ha estrenado. Él y sus compañeros participaron de un plan rotatorio de prácticas en varios servicios. Comenzó a estudiar en 2010, de lo que resultan unas cuentas de "curso por año". "Pero es la norma entre los estudiantes de Medicina, yo no soy un caso excepcional, el 70 por ciento acaban en ese plazo", asegura con modestia.
- Es habitual que a los médicos les venga la vocación de familia. ¿Es su caso?
-Sí y no. En mi familia no hay médicos, pero mi madre siempre tuvo esa vocación. Lo que pasa es que en aquellos tiempos no se podían permitir que estudiase Medicina y al final fue ella la que me metió el gusanillo. Estudió Magisterio y lo más cercana que estuvo a la rama sanitaria fue que también estudió Auxiliar de Clínica. Yo iba a hacer una ingeniería, pero al final cambié de opinión.
-¿Qué nota de corte había para entrar en Medicina?
-Sobre 8,4 antes de la LOMCE. A partir del año en el que yo entré se quedó en 11,32, sobre 14. Ha ido incrementándose mucho en los últimos años hasta superar el 12.
-¿Qué fue lo más difícil de los primeros años?
-El comienzo fue muy difícil, por el cambio de mentalidad al pasar del Bachillerato, donde te lo dan todo masticado, a irte a vivir tú solo y asumir otras responsabilidades. Académicamente, el esfuerzo es mucho mayor y no te dan tantas ayudas como en Bachiller. La carga es mucho mayor también.
-¿Considera que es una carrera difícil?
-Es difícil entrar, pero una vez que estás dentro, si estudias y eres trabajador no tanto.
-Partimos de la base de que los matriculados tienen buenos expedientes previos...
-La gente que estudia Medicina es, o bien gente que tiene una mente brillante, pero de ese tipo de personas las hay en todas la carreras, o bien gente muy trabajadora, que está acostumbrada a esforzarse día a día.
-¿Cuándo se complican las cosas en la carrera de Medicina?
-El punto de inflexión se da en tercer curso. Ahí pasas de las asignaturas básicas a otras más clínicas, enfocadas en los pacientes, las enfermedades. Te cambia también el modo de pensar porque aprendes a pensar. En los últimos cursos, sobre todo en sexto, te enseñan a decidir. Es una progresión, durante toda la carrera, de aprendizaje continuo. Cuando eres residente, sigues aprendiendo.
-¿Cuándo eligen especialidad?
-Una vez hecho el examen MIR. Una vez acabado el curso, hacemos el intensivo del MIR entre junio y febrero, cuando eliges destino y especialidad.
-¿Cuál le gustaría?
-Me gustaría Cardiología. Ha estado muy demandada en los últimos años, pero yo lucharé por tener mi puesto ahí, aunque no cierro otras puertas.
-¿Es muy difícil entrar en la sanidad pública?
-Difícil no es. Lo más difícil es conseguir ciertas especialidades que están más demandadas.
-¿Cuáles son?
-Dermatología, Cirugía Plástica y Cardiología.
-¿Le asusta la responsabilidad de ser médico?
-No, asustar no me asusta, pero te impone un poco de respeto el saber que juegas con vidas. Lo que nos han inculcado en la carrera es que no tratamos enfermedades, sino enfermos. Por otro lado, también pecas de ser demasiado académico y no hay que olvidarse del lado humano. En eso te ayudan las prácticas porque estás en contacto con los enfermos, los familiares... ves sus reacciones. Cada paciente es un mundo y una enfermedad puede afectar psicológicamente de manera muy distinta dependiendo de su situación personal y de su entorno. Es tan importante esto como saber qué tiene y saber tratarlo bien. El paciente se va a sentir mucho más agradecido si sabe que puede confiar en ti y si hay una buena relación médico-paciente. Eso va a hacer que esté más tranquilo.
-Se sobreentiende que es un defensor de la sanidad pública...
-Claro, evidentemente. Creo que no nos damos cuenta, ni siquiera nosotros mismos, los estudiantes, de la suerte que tenemos en este país de tener la sanidad pública que tenemos. Sí que es cierto que hay muchas cosas que se hacen mal, pero cuando tienes algo, siempre quieres más. En otros países, la sanidad española es un lujo porque es "gratis", aunque la paguen y es accesible a todo el mundo. Eso es una suerte muy grande.
-¿Antes de estar en el CHOP ya habían hecho prácticas en otros centros?
-Sí. Hasta quinto, incluido, hacemos prácticas, pero solo en Santiago. Era una experiencia breve y poco intensa porque somos muchos alumnos en Medicina y un hospital grande pero no tanto como para acoger a tantos alumnos. La calidad de las prácticas pierde, porque un tutor no puede estar atendiendo a cinco alumnos a la vez. Con el Plan Bolonia se ganó el curso de sexto en enseñanza de práctica, sin ninguna asignatura teórica. Para nosotros este año ha sido toda una experiencia.
-Porque, además, han sido los primeros al estrenar este curso en Pontevedra.
-Sí, hemos sido los primeros y hemos sido recibidos con los brazos abiertos en todos los hospitales. El trato ha sido genial.
-¿Qué es lo que más valora de su paso por aquí?
-Haberme integrado en un servicio médico, sentirme parte de él.
-Pasó por varias especialidades.
-Sí, teníamos rotatorios obligatorios: Medicina de Familia, Urgencias, Pediatría, Ginecología y Psiquiatría. En los optativos elegí Medicina Interna, Cardiología, Neurología, Digestivo, Urgencias, Traumatología y Cirugía General. Muy buen trato en general.
-¿Próximo?
-Sí. Este es un hospital pequeño y eso ayuda a que puedan ser próximos contigo. Conocían nuestros nombres. Nos hemos sentido muy cómodos. Hemos hecho entrevistas nosotros solos a los pacientes, intentado hacer diagnósticos y posibles tratamientos... Ha sido una experiencia en conjunto que está muy bien para el aprendizaje. Hemos refrescado conocimientos generales de toda la carrera poniéndolos en práctica.
