Mientras los mariscadores atraviesan un periodo libre de toxinas en sus bancos, el sector mejillonero sí ha sufrido ya algunos cierren en sus bateas, aunque muy breves y en enero. Desde el 9 de ese mes la actividad está abierta después de un año, el de 2015, que también fue especialmente negativo, aunque no del calibre de 2014 y de 2013. De hecho, fue ese ejercicio el peor, al sumar más de 250 días de cierre en los polígonos de Poio. En 2014 se superaron los 240 en varios casos, mientas que en 2015 el número más elevado se registró en el polígono B, con 236 jornadas,

En todo caso, se trata de cifras muy alejadas de los 130 días de 2010 o los apenas 70 de 2008, por ejemplo.