Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones, se convirtió ayer en la primera persona declarada "non grata" en Pontevedra, ciudad en la que el dirigente popular creció y comenzó su carrera política. Se acordó, con los votos del BNG, PSOE y Marea, en un tenso y accidentado pleno municipal atestado de partidarios y detractores del PP y de la fábrica de Ence, cuya prórroga de la concesión por sesenta años más, hasta 2073, fue el detonante de este reprobación, contra la que se pronunciaron la concejala de Ciudadanos María Rey y el PP, si bien sus siete ediles se ausentaron de la sesión en el momento de la votación "para no participar en esta sátira".

Esta declaración, que convirtió ayer a Pontevedra en trending topic en las redes sociales, puso de manifiesto la fractura social que se vive en la ciudad en torno a Ence. Y es que el debate sobre Rajoy se mezcló con la polémica sobre la prórroga de la factoría, defendida por el PP y C´s por garantizar el empleo, y rechazada de plano por los otros tres grupos por ser una "cadena perpetua de destrucción de la ría". Desde al menos una hora antes del inicio de la sesión plenaria del Concello, se concentraban a las puertas del Teatro Principal miembros de la plantilla de la factoría de Lourizán por un lado, integrantes de la Asociación pola Defensa de Ría por otro, numerosos dirigentes y militantes del PP (que mostraban numerosos carteles de apoyo a Rajoy) frente a detractores de la empresa, junto con curiosos y vecinos en general, que finalmente llenaron por completo el patio de butacas, en medio de una gran expectación mediática, con innumerables medios de comunicación acreditados.

Dos suspensiones

Los abucheos, insultos y consignas de uno y otro bando no se hicieron esperar. y se prolongaron durante las dos horas de intervenciones sobre este asunto. Tras un primer intercambio de consignas antes del inicio de la sesión, los gritos comenzaron con la primera intervención, la del portavoz del PSOE, Agustín Fernández, firmante de una de las propuestas contra el presidente del Gobierno. El alcalde, Miguel Fernández Lores, reclamó "respeto y silencio" pero finalmente tuvo que suspender un cuarto de hora la sesión. Pero con la intervención siguiente, la de Luís Rei (Marea) se repitió la situación y volvió a acordarse un receso, esta vez más breve.

Esta sucesión de interrupciones y abucheos fue interpretado por el alcalde, Miguel Fernández Lores, como una "maniobra de Ence para provocar y violentar" y en varios ocasiones advirtió a la compañía de que "no va a conseguir que nos callemos".

Dos partidos, PSOE y Marea, acudían a la sesión con iniciativas similares para declarar a Rajoy "persona non grata", pero finalmente se fundieron en una única, aprobada por los cinco votos de ambos grupos y los 12 del BNG, y un único pronunciamiento en contra, el de María Rey, ante la marcha simbólica del PP. Tanto socialistas como Marea y el propio gobierno local insistieron en que esta declaración es "simbólica" pero "sirve para reprochar al presidente del Gobierno que regale el uso de unos terrenos públicos a una empresa privada por 60 años más", según Agustín Fernández., mientras que Luís Rei, portavoz de Marea, sostiene que esa prórroga hizo que Rajoy "se haya ganado a pulso nuestro repudio". Carmen da Silva, que actuó como portavoz del BNG en este asunto, dejó claro que "las movilizaciones no se van a callar nunca" y reprochó al PP local que no aconsejara al Gobierno dejar en suspenso la aplicación de la concesión.

Desde el otro lado de la barrera, Jacobo Moreira (PP) y María Rey (Ciudadanos) coincidieron en señalar que este acuerdo es "una pérdida de tiempo en un asunto que no resuelven ningún problema a los ciudadanos" y subrayaron la "falta de respeto" que supone y la "mala imagen" que implica esta declaración para Pontevedra en toda España. Moreira apeló al "pontevedresismo" para defender la "hospitalidad y concordia" de la ciudad, mientras que María Rey quiso dejar claro que su "no" a la declaración de "persona non grata" no significa "un no a la corrupción" en el PP, pero si representa un "no al revanchismo político".