La Fiesta Corsaria parecía que no arrancaba porque la gente tenía ganas de playa después de un verano "rarito", pero fue llegar la última hora de la tarde y las calles y Alameda de Marín comenzaron a llenarse de gente, muchos de ellos vestidos de corsarios para participar en las actividades y cenas programadas.

En esta tercera edición aumentó el número de personas que se sumaron al evento, como quedó demostrado en el considerable incremento de cenas, pero también en la gente vestida de época, algo que se echaba en falta en anteriores ediciones.

El gobierno local puso gran interés en promocionar esta fiesta, si bien tampoco se puede dejar de lado que durante el día fue escasa la asistencia a las distintas actividades. Quizá la fecha en la que se celebra, en pleno mes de agosto con el sol y la playa, sea un inconveniente en cuando a la asistencia diurna, pero sin duda gana en una noche como la de ayer, con buena temperatura.

Los corsarios lo sabían y por las mesas y calles corrió el buen vino y la mejor comida por los agradecidos estómagos de los asistentes y eso ayudó a hacer de este evento una fiesta divertida hasta altas horas de la madrugada.

La Alameda ofreció a vecinos y visitantes todo tipo de productos en los distintos puestos allí instalados.

Sin duda que Marín y su hostelería necesita de eventos como estos, muy lejos de otros que llevan muchos años celebrándose y carecen de arraigo.

Cenas

El Concello contó con la reserva de más de una treintena de mesas que acogieron a cerca de un millar de personas y la mesa más numerosa se instaló en Lameiriña y contó con unos 200 comensales. Se celebraron cenas y comidas en las calles Méndez Núñez, Sol, Parque Eguren, Concepción Arenal, Veiguiña, Almuiña, Avenida de Ourense y Fondo do Saco.

Asimismo, se organizaron exhibiciones, recreaciones de ataques de bandoleros, exhibición de vuelos de aves rapaces y teatro.

El mercado en la Alameda fue el que centró el mayor número de visitas durante este fin de semana con la venta de todo tipo de productos gastronómicos.

Hoy se clausura el evento festivo con nuevos espectáculos en el entorno de la Alameda marinense, si bien ayer fue el día grande de una fiesta que tuvo como pregonero al corsario Gago de Mendioza, a quien la alcaldesa María Ramallo entregó las llaves de la ciudad. Y es que Marín este fin de semana es una villa pirata donde corre el vino y la alegría por sus calles.