El meollo de la cuestión no está en si Jacobo Moreira puede compatibilizar el puesto de portavoz del PP en el Ayuntamiento de Pontevedra con el cargo de diputado en el Parlamento de Galicia. Por el contrario, el meollo de la cuestión está en si debe hacerlo, que es otra cosa de mayor calado, y adivinar que interpretación tendrá la decisión final que tome de acuerdo con su partido.

Hace exactamente tres años Moreira tomaba posesión de su escaño en el Parlamento de Galicia y mantenía su condición de concejal en el Ayuntamiento de Pontevedra. Pero entonces aún estaba Telmo Martín como cabeza visible del grupo municipal.

Luego Moreira renunció a esa bicefalia potencial cuando Martín tiró la toalla, y manifestó por activa y por pasiva que su prioridad era Pontevedra. En consecuencia dijo que iba a dedicarse en cuerpo y alma a su labor de oposición municipal al frente del grupo del PP. Pero entonces no había estallado la guerra de los sueldos en el Ayuntamiento, ni su grupo había entrado en la crisis que arrastra por sus desavenencias personales.

A nadie se le escapa que el dilema actual surge en un momento clave para el PP de Pontevedra y para Moreira. En juego están ahora mismo la presidencia del partido en la ciudad y la designación del candidato para las elecciones municipales del próximo año 2015. Ahí es nada.

Si Moreira va a ser ambas cosas, lo lógico y natural sería que renunciara a ese escaño en el Parlamento para volcarse en el Ayuntamiento y en el PP. Pero si no va a serlo porque el partido no lo tiene claro, lo normal sería que disfrutara de tal opción a modo de compensación, que no de consuelo.