Una promotora madrileña ha decidido rescatar, después casi una década de espera, un viejo proyecto residencial para edificar al menos 125 chalés en la zona de Mollabao, entre la calle Rosalía de Castro y As Estrigueiras. La iniciativa, que se tramitaba en el Concello desde 2005, acaba de recibir la aprobación definitiva de su plan de compensación, el trámite previo a que se urbanicen los terrenos y se puedan solicitar licencias para los chalés. Esta propuesta urbanísticas es una de las primeras de cierta entidad que se reactiva en el municipio desde que comenzó la crisis, que en estos últimos años ha tumbado cientos de viviendas previstas.

Se trata de un polígono residencial denominado B-3 en el Plan de Urbanismo de 1990, del que ahora se rescata una primera fase que afecta a unos 25.000 metros cuadrados, que discurren en paralelo a la AP-9. Según la documentación manejada ayer en la comisión municipal de Urbanismo, de esa superficie, 2.900 "estarán destinados a espacios libres de dominio público, 11.516 metros cuadrados de sistema viario y el resto a zonas residenciales y de equipamiento". Una de sus características principales, según explicó ayer el concejal de Urbanismo, Antón Louro, es la apertura de una nueva calle que uniría Rosalía de Castro con Fonte Santa y As Estrigueiras. Parte del terreno se asienta sobre la parcela del antiguo depósito de la grúa municipal, en Mollabao, un lugar donde preferentemente se diseñan las zonas verdes y una de las calles principales, con el fin de separar todo lo posible los futuros chalés del trazado de la autopista.

La fase en la que se pretende actuar ahora solo supone la mitad de toda la capacidad del polígono residencial (unos 67 chalés), ya que el PGOU permite su continuidad, también en paralelo a la autopista, hasta el camino de As Estrigueiras. En esta segunda fase se incluye la ejecución de otras 61 viviendas, con lo que la promoción, en su conjunto, alcanzaría los 125 chalés. No obstante, los promotores, de momento, tan sólo actúan en la zona más próxima a Rosalía de Castro, con un presupuesto de ejecución de la urbanización que en su día se cifró en tres millones y medio de euros.

Este polígono residencial se asienta en un ámbito de la ciudad donde han proliferado en los años anteriores a la crisis promociones similares, a base de chalés adosados o con la creación de parcelas individuales, como la existente en Fonte Santa, que discurre en paralelo a la vía del tren a Marín. El PGOU de 1990 permite una actuación similar al otro lado de la autopista, pero hasta el momento no se ha promovido.