"No tenemos nada en contra de los crematorios, pero sí de su ubicación". Así justificaban ayer los vecinos la puesta en marcha de una plataforma que reabre la oposición ciudadana a la presencia de estas instalaciones en áreas residenciales. Ninguno de los emplazamientos manejados para estos proyectos por parte de las funerarias es admitido por este nuevo colectivo, que ayer reunió a decenas de vecinos en el local social de Pontevedra Leste. Y es que esta zona de la ciudad, que incluye a barrios como A Parda y San Mauro, es la que concentra ahora el foco de la oposición vecinal, toda vez que la normativa urbanística recién aprobada por el Concello (que aún debe ratificar la Xunta) tumba todos los planes en zonas como Arzobispo Malvar o Mourente, pero permitiría ejecutar el que la empresa Funespaña promueve desde hace años detrás del cementerio municipal, a unos 200 metros de viviendas.

José Luis Calvo, portavoz de este colectivo, insiste en que este tipo de servicios funerarios debe instalarse lejos de las áreas residenciales y reprocha que se establezca un límite de 50 metros que parece "a la carta". Los afectados apelan a la posible contaminación ambiental que pueda generar la cremación y muestran sus dudas sobre la normativa elegida por el Concello por lo que anuncian una oleada de alegaciones una vez que comience su exposición al público. Por el momento, la plataforma se constituyó ayer con una cuota de 10 euros por cabeza, y ya se baraja solicitar reuniones con los implicados, entre ellos la propia Funespaña por si aceptaría permutar su parcela por otra en un polígono industrial.