Son los símbolos del estallido de la burbuja inmobiliaria en Pontevedra. Grandes solares urbanizados, dotados de aceras, bancos y mobiliario urbano a la espera de ser ocupados por unos vecinos que no acaban de llegar. Terrenos para los que se anunciaron grandes complejos residenciales que la crisis económica obliga ahora a dejar para tiempos mejores. El último caso es el de los antiguos terrenos de Tafisa, después de que el Grupo Lar anunciase la paralización del proyecto al ser incapaz de lograr financiación, pero no es el único. De hecho, el desarrollo de todas las grandes bolsas de suelo residencial de la ciudad está actualmente casi paralizado. En total, proyectos ya anunciados para albergar más de 3.500 viviendas están a la espera de tiempos mejores.

En muchos casos, tan solo restaba la solicitud de la licencia municipal como último trámite administrativo para comenzar a levantar los edificios. Algunos incluso disponían de ella y ha caducado. Todos tienen sus planes urbanísticos a punto pero la falta de financiación y la escasa demanda de vivienda nueva obliga a las promotoras y constructoras que adquirieron estos solares, algunos a precio de oro en plena vorágine especulativa, a aplazar su construcción.

Estas grandes bolsas de suelo residencial se podrían separar en dos categorías principales. La primera, áreas ya urbanizadas en las que tan solo restaría solicitar la licencia y comenzar a construir. En este apartado se podría incluir el terreno de Tafisa, con la urbanización prácticamente rematada aunque pendiente de unos flecos (la ejecución de un transformador eléctrico y el derribo de una nave) antes de ser entregada al Concello. El proyecto de Lar comenzó con un periodo de reserva para su primer edificio, de 262 viviendas, pero el proyecto incluía la posibilidad de construir hasta 770.

Valdecorvos es otro polígono ya urbanizado que con la crisis permanece casi desierto. Un terreno de 100.000 metros cuadrados ya en manos del Concello que aspira a albergar en el futuro hasta medio millar de viviendas. Por ahora, las únicas que se están construyendo -y a un ritmo bastante lento- son los 132 pisos públicos que impulsa directamente el Instituto Galego de Vivenda e Solo. La Unidad de Actuación 13 en A Parda (con capacidad para unas 350 viviendas y tan solo un inmueble con 70 domicilios construido), así como la Unidad de Actuación 18 (entre Eduardo Pondal, Joaquín Costa y Doce de Novembro con espacio para casi un millar de viviendas), son otros dos de los grandes ámbitos de actuación listos para comenzar a construir pero en los que la actividad ha sido nula. Abandonados a la espera de tiempos mejores, alguno incluso ha tenido que ser vallado y adecentado por sus propietarios dado que se estaba convirtiendo en una bolsa de aparcamiento irregular.

Un segundo gran apartado lo integrarían aquellos terrenos que ya tienen sus planes urbanísticos aprobados pero que todavía no han sido urbanizados. También estarían listos para empezar a construir, si al tiempo se dota a su entorno de aceras y servicios. Uno de ellos es la denominada Unidad de Actuación 5. El conocido como "solar de Teucro", un proyecto cuyo retraso incluso provocó una pérdida del volumen de edificabilidad de tal forma que ahora podría albergar un máximo de 170 viviendas.

La Unidad de Actuación 1 en Pasarón (con espacio para 150 viviendas) y el convenio urbanístico con la Once, que posibilitaría otras 180 viviendas, también están parados víctimas de la crisis. Otro ámbito de actuación, en la calle Alfonso X, está en fase de tramitación casi listo y permitiría la construcción 250 domicilios.

Un tercer grupo podría estar conformado por aquellos solares aislados que también disponen ya de todos los requisitos urbanísticos para iniciar la construcción de un edificio de vivienda pero que la crisis deja vacíos. Algunos de ellos están en pleno centro, en calles como Joaquín Costa o el del antiguo sanatorio Santa Rita en el que ahora se vuelve a ver movimiento de maquinaria tras varios intentos por edificar.

Por último, está el parque de viviendas nuevas que todavía no se ha podido vender y que se estima en unas 400 en la ciudad.

Lejos quedan los años anteriores a la crisis en los que en Pontevedra construía a un ritmo en el que se concedían unas más de mil licencias anuales (900 en el casco urbano y unas 120 en el rural), frente a las 108 de 2011 o las algo más de 200 del pasado año.

Desarrollo a cero

César Mosquera, concejal de Ordenación del Territorio, explicaba estos días que del terreno que reserva el PXOM para un total de 18.000 futuras viviendas en el ámbito residencial intensivo y en planta en la zona urbana (reservaría otras siete mil para el rural) se calcula que a lo largo de los últimos años se pudieron iniciar los trámites que permitirían la construcción de un total de 5.000. Actualmente, el desarrollo de casi todas ellas "está prácticamente a cero", señala el edil.