Después de medio siglo de historia, el poblado de O Vao sigue viviendo con el estigma de ser uno de los "supermercados" de la droga de la provincia. Aunque los niveles de marginalidad y delincuencia pueden estar lejos de los peores años de la heroína a finales de los ochenta y principios de los noventa, lo cierto es que fuentes policiales insisten en que el poblado sigue siendo un punto negro de venta de droga, constatable en las múltiples detenciones e incautaciones que se realizan cada día a toxicómanos que acuden en peregrinación al asentamiento chabolista.

Un mando de la unidad policial que acaba de dar este último golpe a la venta de drogas en el poblado reconocía recientemente a FARO que "en O Vao se vende droga y se seguirá vendiendo, es un problema crónico que tiene difícil solución".

Los numerosos y constantes golpes policiales (algunos de ellos muy importantes, como la operación Volusia) permiten mantener a raya a los clanes que se dedican a la venta de droga en el poblado. Sin embargo, pese a las múltiples operaciones de cirugía que realizan las fuerzas de seguridad para extirpar esta enfermedad de O Vao, el mal siempre vuelve a reproducrise. Como un tumor. Entre otras cuestiones por la fuerte implantación que la venta de estupefacientes tiene entre algunas familias del asentamiento.

La práctica totalidad de las redadas se saldan con sentencias condenatorias de prisión, muchas de ellas por conformidad de los acusados. Sin embargo, se trata de pequeñas penas de prisión. Y es que la cantidad de droga incautada en O Vao nunca es demasiado llamativa. Los traficantes del poblado se cuidan de no tener nunca grandes alijos, sino que les basta con disponer de las dosis suficientes para atender la demanda.

El último censo de O Vao señala que 86 familias residen en el poblado. Familias que en su mayoría salen adelamente legalmente con sus puestos en los mercadillos o con la chatarra y que tienen que convivir con este estigma por culpa de unos cuantos que nunca acaban por ser repudiados. Un poblado que ve, además, como la heroína vuelve a ganar presencia otra vez en la calle.