Los ganaderos que crían reses mostrencas en régimen de semilibertad en los montes de la comarca meditaban desde hace meses si celebrar o no los tradicionales curros o "rapas das bestas" ante las exigencias de la Xunta para mantener este ganado, entre ellas la de identificarlo con un microchip. El pasado 6 de julio el DOG publicaba el decreto que regulaba la identificación y ordenación sanitaria de estas reses y la norma de Medio Rural no ha sido bien acogida entre muchos de los ganaderos. De hecho, el decreto ha provocado ya la suspensión de uno de los tradicionales curros que se celebran en la comarca, el de Cuspedriños, en Cotobade, y amenaza con hacer lo mismo con el de Monte Castrove, en A Escusa, Poio. El tercero de los curros de la comarca, y uno de los de mayor tirón en la provincia, el de Amil, sí que se celebrará este próximo fin de semana en el pastizal de As Brañas pese a esta medida.

El de Cuspedriños no es el primer curro que se suspende ante las condiciones que se pretende imponer a los ganaderos que practican esta modalidad de cría extensiva. En el curro de A Valga, en la sierra de A Groba (Oia), los ganaderos ya se plantaron el pasado mes de mayo en protesta contra la normativa aprobada por Medio Rural.

Daniel Fraguas, miembro de la Asociación Cabalar Monte Castelo, en Cotobade, explica que la suspensión del curro obedece principalmente a dos razones. La primera, al igual que en Oia, escenificar una protesta contra el decreto aprobado por la Xunta. La segunda, y quizá la principal, es que esta modalidad de ganadería que practican no tendría sentido de aplicarse la normativa que acaba de aprobar el ejecutivo autonómico. "No solo se nos obliga a implantar el microchip, sino que tenemos que cerrar el monte y se nos exige construir un galpón en el monte para guardar las reses, además de un seguro a terceros y llegar a un acuerdo con las comunidades de montes para que autoricen los terrenos como de pastoreo". Demasiadas exigencias para una actividad que "apenas genera beneficios" y que se conserva más como una tradición que como un negocio. Fraguas explica que cuestiones como la identificación de los animales mediante chip o el cierre de algunos terrenos incluso pueden ser asumibles y factibles si se les apoyase económicamente, pero que exigencias "como la construcción de un galpón para los caballos en medio del monte no tiene sentido, sería una estupidez ya que dejaría de ser una ganadería extensiva en régimen de semilibertad para convertirse en una explotación como otra cualquiera".

Fraguas adelanta que esto llevará a muchos ganaderos a abandonar esta práctica al ser insostenible. "Estamos de acuerdo en que es necesario afrontar los daños que provocan los animales y en identificarlos con el microchip, pero sería necesario que nos dieran facilidades". Sin ir más lejos explica que "chipear" una res mostrenca tiene un coste de 35 euros cuando el valor de venta de un potro es de unos 100 euros. Por contra, identificar a un ternero cuesta 3 euros y su valor en venta es de unos 500 euros.

La Asociación Cabalar Monte Acibal comparte esta oposición al decreto pero los ganaderos han decidido celebrar igualmente este fin de semana la tradicional "baixa das bestas" en Amil. Será el sábado y el domingo, cuando reúnan a cerca de 300 reses en el pastizal de As Brañas. Este colectivo también meditó suspender el curro, pero finalmente se decidió celebrarlo ante la gran tradición que tiene este curro. Con todo, su presidente, Luis Calvo, explicó que si las exigencias a los ganaderos siguen siendo cada vez mayores "al final habrá mucha gente que acabe por abandonar todo". El sábado se celebra el primero de los curros de esta "rapa", entre las 19.30 y las 21.30; y el domingo tendrá lugar el segundo, entre las 17 y las 20 horas.

En la comarca hay un tercer curro cuya celebración también pende de un hilo que es el de A Escusa, en Poio. Y es que la asociación de Criadores de Cabalos do Monte Castrove anunció que si la Xunta no relaja la presión sobre los ganaderos la fiesta que se celebra el primer domingo después del 15 de agosto podría no tener lugar este año. Allí se reunían 300 reses que se crían en los concellos de Poio, Meis, Ribadumia y Pontevedra.