Es un centro de Primera Acogida para menores en situación de desprotección o de "alto riesgo" único en Galicia y si antes del estallido de la crisis, en 2008, la mayoría de los niños y adolescentes en desamparo que atendía eran de origen extranjero desde esta fecha son nacionales, y básicamente gallegos, los que reciben la asistencia social de urgencia que presta dicho centro. Los chicos que llegan a esta unidad especializada, que está ubicada en la Ciudad Infantil "Príncipe Felipe", son evaluados por profesionales (psicólogos, trabajadores sociales y asesores jurídicos) para definir el grado de desamparo en el que puedan estar, las amenazas que pesan sobre ellos y determinar qué medidas de protección son las más adecuadas para garantizar su integridad física y psíquica. Su estancia es corta, en principio no superior a los tres meses, tiempo que se estima suficiente para buscar una solución de vida para el menor asistido.

El último balance del centro, de Primera Acogida de "Príncipe Felipe", correspondiente al año 2011, refleja que siete de cada diez menores atendidos en esta institución ya son nacidos, salvo contadas excepciones, en Galicia. Fue el caso de 56 de los 81 niños y adolescentes a los que desde el centro se orientó hacia una posible reinserción familiar, hacia una familia sustituta o hacia una institución educativo-residencial adecuada a sus necesidades y características. Entre los 25 menores extranjeros en situación de desprotección llegados a esta unidad de Primera Acogida el pasado año había chicos de nueve nacionalidades distintas: Rumanía (seis), Brasil (cinco), Ghana (cuatro), Marruecos (tres), Colombia y Uruguay (dos en cada caso) y Argentina, Nigeria y Paraguay (uno por país).

Entre los menores evaluados durante el pasado año, la mayoría –hasta medio centenar– eran adolescentes de 15 y 16 años y diecisiete de ellos tenían menos de doce años.

Marruecos y Rumanía son los países que desde 2008 aporta más nacionales al ránking de menores extranjeros en situación de desamparo que llegan a Pontevedra aunque con tendencia a la baja. Si en el bienio 2008-09 llegaron fueron una treintena en cada año en el siguiente apenas llegaron a la docena.

La unidad de Primera Acogida de menores en situación de desamparo de "Príncipe Felipe" vivió en los años 2006 y 2007 una entrada inusual de jóvenes ghaneses con pasaportes que acreditaban su minoría de edad pero que los exámenes médicos a los que eran sometidos atribuían más de veinte y hasta treinta años. Todos ellos recalaban en Pontevedra desde Marín y en todos los casos traían documentación con apariencia legal. De hecho su embajada certificó, a petición de las autoridades gubernativas, que eran documentos "en regla". Sólo en 2007, cuando ya se había dado la voz de alarma, llegaron 36 supuestos adolescentes originarios de Ghana. La Policía Nacional abrió una investigación por esta llegada "masiva" de ghaneses que si bien no llegó a aclarar lo que sucedía sí tuvo un efecto disuasorio y los inmigrantes dejaron de llegar.

El grueso son adolescentes de 15 a 17 años

Los informes anuales del centro de Primera Acogida reflejan que el grueso de los menores que atiende son adolescentes con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años, lo que no es óbice para que la intervención de los servicios sociales permita localizar a niños de corta edad en situación de "alto riesgo", incluso bebés. En el último quinquenio se derivaron a este unidad para la evaluación de sus casos cada año cinco-seis pequeños menores de seis años y entre seis y doce niños de seis a trece años.

Cuando los menores son extranjeros en situación de desamparo y no se localizan a parientes directos en España o en su país de origen, ingresan automáticamente en centros residenciales ya que la legislación española prohibe expresamente expatriar a menores si no se puede garantizar su bienestar. Los niños de menos de doce años que llegan al centro de Primera Acogida de "Príncipe Felipe" ingresan en los distintos centros residenciales de la Ciudad Infantil en función de su edad y no en la unidad especializada en donde sí se instalan los adolescentes en desamparo. Se trata de facilitar la convivencia e integración de unos niños difíciles y rebotados con su entorno.