Accedió al comité de empresa de Factoría Naval en plena crisis del astillero y asumió la presidencia –al jubilarse su antecesor en el cargo– a petición de sus compañeros. Reconoce que son tiempos "muy complicados" pero recalca que no va a tirar la toalla. El astillero acaba de evitar el segundo concurso de acreedores en veinte meses gracias a un acuerdo-marco a cuatro bandas –astillero, entidades financieras, proveedores y Xunta– que ha permitido saldar la deuda y reequilibrar el déficit patrimonial. El reto que tiene por delante es reiniciar la actividad.

– Un acuerdo a última hora ha frenado el segundo concurso de acreedores del astillero en veinte meses. ¿Qué esperan del nuevo escenario creado?

– El acuerdo nos da esperanza. La Xunta nos pidió expresamente que diésemos un voto de confianza y apoyásemos el acuerdo. No nos han dado muchos datos, es casi una cuestión de fe pero nos han asegurado que es lo más que se ha podido hacer en las actuales circunstancias. Lo que parece claro es que nadie quiere la liquidación y nosotros menos. La alcaldesa (María Ramallo) nos dijo en la reunión del pasado viernes que "un acuerdo en el que pierden todos es un buen acuerdo", el tiempo nos dirá si tiene razón.

– ¿Qué realidad se vive hoy en Factoría Naval?, ¿empieza a haber movimientos que auguren una pronta actividad?

– Entendemos que tiene que haber una cierta liquidez para empezar a trabajar el astillero, para empezar a reparar barcos. Por el momento se están haciendo tareas más administrativas para, por ejemplo, abonar los pagarés a los proveedores… Cuando se puedan hacer pagos será el momento de meter mano a los barcos que tenemos a medio construir (un velero de lujo y dos megayates) y poner a disposición de potenciales clientes las gradas para subir barcos para reparar. En un primer momento la reparación de buques será el trabajo en el que nos vamos a centrar.

– ¿Manejan algún horizonte temporal para reanudar la actividad en Factoría Naval?

– No tenemos fechas pero nos dicen que están dando los pasos para que sea cuanto antes. Desde luego es lo que los trabajadores queremos: reparar y construir barcos, que es lo que sabemos hacer.

– ¿El acuerdo para eludir el segundo concurso ha devuelto la paz social al astillero?

– En buena medida sí, aunque lo primero que tienen que hacer es que los trabajadores que están fuera (34 compañeros afectados por un ERE extintivo el pasado mes de enero) cobren las indemnizaciones que les corresponde por el despido. Están muertos pero tienen que cobrar para recibir cristiana sepultura.

– ¿Existe en el acuerdo alcanzado un compromiso expreso de abonar las liquidaciones a los despedidos?

– Nos aseguraron que será lo primero que hagan cuando tengan algo de liquidez y esperamos que cumplan con su palabra. Será un buen paso para que podamos confiar en ellos.

– Han advertido a la dirección que no les dan un cheque en blanco, ¿en qué consistirá la labor fiscalizadora?

– Al margen del control directo que ejerza la administración el comité será convocado por esta cada dos meses con el fin de corroborar que los datos que aporta la dirección se corresponden con la verdad. Serán reuniones a tres bandas: Xunta, astillero y nosotros.

– Desde que se anunció el acuerdo que evitó el proceso concursal, ¿han mantenido alguna reunión con la dirección del astillero?

– Sí, hoy mismo (por ayer). Nos explicaron las lineas generales del acuerdo y los pasos que van a dar para recuperar cuanto antes la actividad. Nos han exigido confidencialidad.

– ¿Está abierto un canal de comunicación con la empresa?

–Sí, pero siempre lo hubo. Otra cosa es que tuviésemos posicionamientos totalmente distintos y enfrentados.