El Nautilus dejó a mediodía de ayer de formar parte del paisaje de la playa de A Seca, donde permaneció varado durante algo más de dos meses. La pleamar permitió llevar a cabo las tareas de extracción que se habían iniciado en la tarde del pasado martes y que finalmente tuvieron que suspenderse al contar con la oposición de la Cofradía de San Telmo.

El propietario del Nautilus había optado por excavar una zanja en la arena que permitiría al barco ganar calado y adentrarse en el mar. Sin embargo, esta actuación fue paralizada ya que carecía de los permisos oportunos de la Consellería de Pesca y Costas y la excavación podía dañar el banco marisquero donde recientemente se había sembrado almeja. Según explicó el patrón mayor del pósito pontevedrés, Miguel Pazos, con estos permisos podrían hacer las reclamaciones oportunas en caso de que se dañara el banco. Sin embargo, la pleamar de ayer permitió trasladar la embarcación sin realizar ninguna profundización en la arena, por lo que nadie se opuso al traslado.

De esta manera, el Nautilus regresó al muelle de Combarro, desde donde fue arrastrado por la fuerza del temporal a principios de febrero.

Este barco fue concebido para realizar cruceros turísticos por la ría de Pontevedra, sin embargo, su propietario nunca justificó ninguna actividad en los dos años que lleva operativo. Por este motivo tendrá que devolver los 9.000 euros que le había subvencionado el PRODER para el acondicionamiento de la embarcación.