La Unidad Central de Vigilancia Electrónica (UCVE) sólo debía controlar los sistemas GPS de cuatro personas el pasado sábado, día en el que Maximino Couto mató a su novia, María del Rosario Peso, en Ponte Caldelas e hirió de gravedad a otras tres personas en Mourente a donde se había dirigido con la intención de matar a su ex mujer, Herminia Buceta Luna, que salvó su vida gracias a que no se encontraba en el domicilio.

El funcionario encargado de supervisar la pantalla del ordenador en la que saltan las alarmas no detectó la emitida por el GPS de Couto ni en el momento en que saltó, a las 16.36 horas, ni más tarde, por lo que no se puso en marcha el protocolo previsto para estos casos.

En la UCVE, cuya sede está en Madrid, trabajan quince funcionarios, de los que siete se encargan del "monitoreo" -nombre que recibe la pantalla del ordenador que registran las alarmas-, repartidos en turnos que cubren las 24 horas del día. Cuando en esta Unidad de Vigilancia se recibe un aviso de alarma el funcionario de turno llama a la prisión en la que cumple condena el interno, que a su vez avisa a las Fuerzas de Seguridad, lo que no ocurrió el pasado sábado por un "fallo humano", tal como afirmó el ministro del Interior, _Alfredo Pérez Rubalcaba. Ese día la alarma del GPS funcionó bien y no fue detectada cuando Maximino Couto se acercó a la casa de su ex mujer en Mourente debido a que el funcionario responsable "no la vio, y nadie la oyó", según dijo el ministro.

Por su parte, la secretaria de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, reconoció "fallos humanos no motivados por la malicia" en el control del dispositivo electrónico que llevaba Couto. Gallizo señaló que aún "no ha concluido el análisis de cómo se produjo el error" y subrayó que "lo que más tiene que preocuparnos es cómo reforzar nuestro sistema para evitar no ya el fallo humano, sino para garantizar que aunque se produzcan fallos haya otros sistemas complementarios" de control.