Después de meses de protestas del sindicato CIG y de los padres de los alumnos, el concello ha comenzado las obras de reforma y mejora de la escuela unitaria de Lusquiños, en la parroquia de Tomeza, un local sobre el que pesaba la amenaza de cierre (se trata de una de las escasas escuelas unitarias que sobreviven en el rural pontevedrés) y que se encuentra en un deficiente estado de conservación.

La concejala de Educación Margarita Castejón, que durante este tiempo mantuvo una polémica con la CIG por este caso, visitó ayer las obras y adelantó que el objetivo es que estén finalizadas a lo largo del próximo mes de diciembre, de modo que la decena de alumnos escolarizados en Lusquiños puedan retomar el curso con normalidad en su escuela tras las vacaciones navideñas.

Con motivo de estos trabajos, estos diez pequeños han sido trasladados provisionalmente al colegio público de Marcón.

Según las explicaciones de Castejón, el proyecto ronda los 58.000 euros y entre otras actuaciones, se reparará el falso techo, que llegó a registrar algún desprendimiento parcial, se renovará el suelo y se incluye también la limpieza de la fachada exterior. Otras obras en marcha son la mejora del acceso, incluso para que sea transitable en silla de ruedas, y se cambiarán las puertas.

Según se comentó tras la visita municipal de ayer, el edificio que alberga esta escuela unitaria de Tomeza, construido hace varias décadas, todavía conserva un escudo preconstitucional, por lo que se ha decidido su retirada, en virtud de las determinaciones de la ley de la Memoria Histórica, que obliga a eliminar todas las muestras referidas al régimen franquista.

Margarita Castejón reconoció ayer que esta escuela necesitaba con urgencia estas reformas. En su día recordó que el delegado provincial de Educación había señalado que un centro que tenga menos de siete alumnos "no es viable", por lo que habría peligro de ser cerrado, aunque, como la propia edil reconoce, "sabemos que además del número de alumnos hay que tener en cuenta otras circunstancias" para tomar esa decisión.

Desde la CIG se considera que sería un grave error cerrar el centro porque cumple una importante labor tanto en Lusquiños como en toda la parroquia de Tomeza. "Labor que podería verse incrementada cunha maior matrícula, que non aumenta debido fundamentalmente ao estado ruinoso da escola, o que fai que os pais opten por levar os seus fillos a outro centros", explicaba el sindicato nacionalista.